El presidente del Gobierno de España dijo que retiró nuestras tropas de Irak porque se lo pidió el pueblo. Y el encargado de hacerlo y de condecorar al que dirigió el abandono, el ministro Bono, no paró de repetir que era un mandato del pueblo. No recordamos un referéndum que nos preguntara al pueblo al respecto. Pero ZP había leído las pancartas; las que pedían el no a la guerra sin más y las que añadían la posdata de Aznar asesino. Pasó lo mismo con el 11-M y el asalto a las sedes populares.

 

Pero ahora no, ahora es distinto. Si las víctimas de ETA gritan no al diálogo con los verdugos, no a los privilegios penitenciarios, no a la ruptura de España y, de paso, alguno, no los violentos de toda manifestación, le recuerda a Bono que no se puede esconder dando la mano a otros socialistas más valientes como Rosa Díez, entonces merece una investigación. El intento de agresión es indignante, hoy y en los días de acoso al PP pero este sábado, el pueblo con que dijo ZP que quería gobernar le ha dicho muchas cosas a él y a su Alto Comisionado para las víctimas. Y en el soporte que él sabe leer: la pancarta.