Para Carles Casajuana, asesor internacional de Zapatero, el Gobierno de Israel estaba "intratable" a la hora de cerrar una declaración formal sobre terrorismo. Eso, claro, para Zetapé es un problema mayúsculo, porque no es nuestro presidente un hombre de principios sino de fotos y discursos rimbombantes. Se trataba de vender cualquier acuerdo, por mínimo que fuese, para solaz del telespectador de las nueve de la noche. Los medios adictos, que son casi todos, ya se encargarían de dar al evento la importancia debida con la grancilocuencia que acostumbran.

Al final, como los micrófonos son ubícuos en estas cumbres, el asesor de Zapatero ha tenido que pedir perdón. Suponemos que de boquilla, por aquello de la diplomacia y por no quedar mal. Lo que parece claro es que ni Zapatero, ni Casajuana, ni nadie en el alianzador Gobierno que padecemos, se ha percatadon de que los israelíes no juegan a los dados con el tema del terrorismo, acaso porque lo sufren a diario en carne propia desde hace décadas, ante la incompresión de toda Europa. Nosotros, que hemos tenido nuestra ración sobrada de terror durante los últimos 40 años, tampoco deberíamos tomar a broma estas cosas. Pero con Zapatero, ya se sabe, se acabó la política, todo es circo.