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La corista Espinosa

"No basta que la mujer del César sea honesta, también tiene que parecerlo" dice un proverbio que el César de la Moncloa parece no conocer en absoluto. Hace ya casi un año que Rodríguez Zapatero se mudó a la Moncloa con su familia, y desde entonces su mujer, Sonsoles Espinosa, no ha parado de ser protagonista de anécdotas que han hecho las delicias de los mentideros de la corte. Primero vino lo de la piscina de la Benemérita en Valdemoro, después lo de la piscina en el palacio de la Moncloa y ahora la afición que la primera dama del PSOE tiene por el canto, el bel canto se entiende.

No ponemos en duda que la contratación de Sonsoles Espinosa sea totalmente adecuada conforme a cánones artísticos, porque si canta bien es lógico que los directores de los coros se rifen sus cuerdas vocales, lo que no cuadra del todo bien es que tenga que ser la mujer del presidente del Gobierno la que un día sí y al otro también regale titulares a los periodistas por sus dos aficiones predilectas: la natación y el canto. Y que estas aficiones sean siempre satisfechas con dinero público. Tal vez Sonsoles Espinosa sea una buena nadadora y una mejor cantante, pero, por elegancia, sería mejor que esperase a que su marido no sea quien es para demostrarlo.  

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