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La perversa dialéctica amigo-enemigo

El comisario político de Zapatero tuvo a bien recordarnos anoche que los que asistieron al homenaje al genocida de Paracuellos eran los buenos y los demás los malos. Los mismos que ayer retiraron la estatua de un dictador muerto hace treinta años, obsesionados quizá porque nunca hicieron nada contra él en vida, los mismos que en la comisión del 11M llaman "paseíllos" a los interrogatorios del PP; esos son los buenos y, sobre todo, esos son los progresistas que miran al futuro.

Lo malo es que al sarao de anoche no acudieron víctimas del terrorismo. Quizá para el comisario político de Zapatero sean malos también. Claro que puede que las declaraciones de Peces Barba no sean más que "referencias inamistosas a otras víctimas ausentes del acto que se han desarrollado en un clima de odio y de aplicación de la perversa dialéctica amigo-enemigo". Entre ellas, todas las víctimas de Paracuellos, que tienen a un presidente del gobierno que celebra el cumpleaños de su verdugo.

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