La izquierda siempre se llena la boca con términos totémicos como democracia, respeto a los derechos humanos o paz, que parecen poseer en exclusiva. O eso hacen creer a sus huestes. Esa idea no admite el menor escrutinio, ni desde la lógica ni desde la historia. Hoy, sin ir más lejos, han apoyado al dictador criminal Fidel Castro con la excusa de que los derechos humanos "no son lo único". Entonces debieran volver a poner en su sitio a Franco, que fue quien montó en nuestro país los convenios colectivos, la seguridad social, la legislación laboral que impide el despido, las leyes sobre el suelo que impiden construir y tantas otras cosas que son ahora consideradas puntales de la izquierda. Y, al fin y al cabo, asesinar disidentes "no es lo único", según el PSOE.

Aquellos de entre los creyentes en la fe progresista que se creen la mentira de la infinita bondad de la izquierda y la maldad innata de la derecha, lo creen porque se les ha repitiendo una y otra vez, constantemente, por todos los medios. Propaganda. Todos los días. En casi todas las televisiones. En todos los medios de PRISA. En la mayoría de los que no lo son. Hoy, sin ir más lejos, se anuncia un nuevo producto propagandístico de izquierda, a cuenta de la guerra civil y el franquismo, que pagaremos todos los españoles.

Ayer, la FAES, la derecha, hizo propaganda. Es, por tanto, un escándalo. No porque sea propaganda, como la que vemos todos los días, sino porque la hace la derecha contra la izquierda. Los mismos que no creen que los confidentes tengan algo que decir de interés para la comisión del 11M, consideran en cambio que debe estudiarse un vídeo publicitario de 14 minutos. Los mismos que no creen que deba investigarse la intoxicación de la SER del 11 al 14 de marzo piensan que debe estudiarse un vídeo publicitario de 14 minutos. Es un escándalo, porque la izquierda ha reconocido sus armas usadas por primera vez por la derecha. Y, claro, ahora ya no les gusta.