Un desconocido Ministro de Defensa de un lejano, lejanísimo país en las antípodas de España ha tenido que recordar a Zapatero lo que es obvio para todo el mundo, es decir, que retirar las tropas de Irak ha sido una metedura de pata colosal.

Y es que la lógica de los terroristas está al alcance hasta del más lerdo de los primeros ministros. Si un gobierno accede al chantaje de una banda de asesinos está dándoles carta blanca para hacer lo que crean conveniente. En pocas palabras, si para sacar al contingente español la "tarifa" es de 192 inocentes lo único que cabe preguntarse es, ¿Cuál será la "tarifa" aplicable para lograr, por ejemplo, el abandono de Ceuta y Melilla? Miedo da pensarlo.

Entretanto, Australia, ese país lejano, ha tenido que dar a nuestro Gobierno un buen pescozón. Y no se arrepiente de ello por mucho que un subsecretario de Exteriores, suponemos que con carta blanca para viajar en Airbus oficial, llame a su embajadora a consultas para hacerla partícipe del malestar del Gobierno. El malestar, señor subsecretario, es de todos los españoles de bien, atravesados de dolor y rabia por lo que nos hicieron a todos y cada uno de nosotros aquella mañana del 11 de marzo que no olvidaremos.