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Las chispas de Montilla

El ministro de Industria se dedicó este fin de semana a insultar a los manifestantes que no son de su cuerda, asegurando que "nunca salieron a la calle a pedir la democracia", lo que sin duda era cierto para los miles de niños que asistieron. Claro que, dado que ingresó en el PSOE en 1978, con el dictador muerto tres años antes, no es el más indicado para hablar. Algo parecido sucede con sus últimas declaraciones, en las que amenaza con hacer pagar más a quien "derroche", ignorando la incapacidad de cualquier gobierno en determinar qué gasto de energía es derroche y qué gasto no y haciendo palpable que el exceso de presencia del gobierno en el mercado de la energía es el primer responsable de que un consumo alto sea un problema.

Y es que no se sabe qué tiene que decir el ministro al hecho de que en el récord de demanda eléctrica, que llegó a los 38.000KW, tan sólo 500 fueran proporcionados por la energía eólica, esa alternativa cara e ineficaz que subvencionan con nuestro dinero. En lugar de hacer declaraciones, el señor ministro podría dejar de derrochar en alternativas inútiles y garantizar un marco estable que permita a las eléctricas invertir en energía nuclear, hoy por hoy la única que produce energía barata y confiable y, al mismo tiempo, cumple con la estupidez, firmada por el PP, de Kyoto.

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