Lo sucedido en el ayuntamiento de Barcelona demuestra el particular concepto que el nacionalsocialismo gobernante tiene de la libertad de expresión. Es una cosa muy bonita, que está muy bien, siempre y cuando se utilice para alabar su gobierno sin límite ni rubor. Si se emplea para denunciar que el artículo I del estatuto, en lugar de decir que Cataluña es una nación, debería indicar que Cataluña es una condonación, vendrán denuncias y renuncias a defender la libertad.

Es razonable, no obstante, que una moción que no menciona a la cadena COPE y que se limita a defender el derecho de los ciudadanos a informarse con el medio que más les plazca, los políticos catalanistas lo tomen como una alusión directa a la radio propiedad de la Conferencia Episcopal. Es la única que planean cerrar, limitando ese derecho. Y es que ni el nacionalismo ni el socialismo se han llevado nunca bien con la verdad ni con la libertad.