El candidato socialista a las europeas no ha podido dejar pasar ni un día para dejar a gala su acerado antiamericanismo. Revel nos recordó que este sentimiento se desvela por la crítica a ese país, haga una cosa o la contraria. Así, no es de extrañar que al mismo tiempo que Borrell lamenta que no invadieran a España para librarnos de Franco, proteste porque hayan invadido Irak para liberarla del yugo de Sadam Husein. Como si tuviera el derecho moral a censurar donde eligen los norteamericanos perder sus vidas.

Resulta especialmente absurdo que diferencie Irak de Alemania por el supuesto hecho de que "después de derrotar a un Ejército, están siendo derrotados por un pueblo", a no ser que pretenda dar a los terroristas el carácter de representantes legítimos de Irak, como si los etarras lo fueran del País Vasco. El New York Times, a finales de 1945, alertaba del "rápido incremento en el número de ataques a tropas estadounidenses", la "organización de numerosas asociaciones anti-americanas" y de que "EE.UU. podía perder los frutos de la victoria por culpa del fracaso en preparar adecuadamente los compromisos a largo plazo" a los que obligaba la ocupación y reconstrución del país. No cabe duda de que si gente como Borrell hubiese estado a cargo del país norteamericano en la década de los 40 jamás hubiera habido día D.