La ministra del ramo, la inefable Carmen Calvo, ha asegurado que está estudiando un "Plan de Choque" cinematográfico encaminado a que las personas aficionadas al cine se decanten por las películas españolas. ¿Cómo va a conseguir la ministra semejante proeza?, ¿instará a los cineastas a que hagan películas de las que gustan al público?

Nada de eso, el plan maestro de los mandarines culturales del ministerio es gravar el doblaje. Si, poner un impuesto sobre las películas dobladas de un idioma extranjero que, naturalmente, pagaría el espectador. Según Carmen Calvo esto llevará a muchos de los que hoy prefieren ver una película de, por ejemplo, Steven Spielberg, a cambiar de sala y ver una de, por ejemplo, Julio Médem. Posible pero poco probable. Con una medida semejante los perdedores serían los espectadores y el cine en general que, casi con toda seguridad, se dejaría mucho público en el camino. Los ganadores; algunos de los directores nacionales que verían como las arcas del Fondo de Fomento Cinemátográfico crecen para mayor gloria de las subvenciones. ¿Harán entonces películas populares (y taquilleras) como las norteamericanas?, ¿o seguirán con los dramas de autor de "honda preocupación social"?