Según el Gobierno, el mismo de las soluciones habitacionales, la economía crecerá el año próximo un 3%, la formación bruta de capital aumentará y la productividad se disparará al alza dos décimas. Y en parte tiene razón, porque si estas previsiones, presuntamente macroeconómicas, las aplicamos a la microeconomía casera del pesebre socalista se quedan incluso cortas.

Para el resto de la economía son pura fantasía. Más gasto, más regulaciones y menos confianza no producen precisamente incrementos en el PIB, ni descensos en la tasa de paro. Si se equivocan, que lo harán, siempre les queda apelar a la herencia recibida y a lo malo que fue Aznar.