Hay que tener una cara forrada para tratar de sostener que un judío que tuvo que exiliarse a EEUU desde Austria y Suiza por miedo a la represión roji-parda puede llegar a justificar la guerra que destrozó su vida. Mira Alfonso, no tienes ni puñetera idea: Mises mantuvo hasta su muerte un fuerte rencor hacia los alemanes porque destrozaron TODA su vida. Su amada Viena, donde había dirigido uno de los seminarios más prestigiosos de Europa, fue ocupada y aniquilada intelectualmente por las hordas nazis. A los 60 años este señor tuvo que empezar una nueva vida en un país cuyo idioma y cultura no conocía adecuadamente.

¿Y tú pretendes hacernos creer que se trata de un defensor de Hitler? ¡Cómo se puede ser tan burdo!

Miramos a al poder demasiado a menudo y nos centramos una y otra vez, desde hace 30 ó 40 ó 50 años, como si hubiera algo malo con la autoridad. Sólo vemos el lado opresivo del poder. Puede que ello venga de nuestra historia y de nuestro bagaje. Lo que no vemos es que la libertad no es el concepto de que la gente puede hacer lo que le venga en gana, sea lo que fuere. La libertad trata del poder. La libertad trata del deseo de cada individuo de ceder al poder legítimo una parte importante del juicio sobre lo que haces. 

El descubrimiento en los archivos de la Stasi de una orden expresa de tirar a matar contra los que intentaran escapar de la RDA recibe atención en la prensa, que así introduce la efeméride: el 13 de agosto de 1961 se empezó a levantar el Muro de Berlín. El documento hallado incluía recomendaciones como ésta: “No teman utilizar sus armas, aún si el traspaso de la frontera involucra a mujeres y niños, lo que es una táctica usada frecuentemente por los traidores”.