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El Papa que no era de derechas

Han levantado bastante revuelo las palabras del Papa Francisco en una reciente entrevista, en la que declaró: "nunca he sido de derechas".

Comprendo que esas palabras choquen a algunas personas, pero me gustaría invitarles a reflexionar sobre lo que el Papa quiere decir al realizar esa afirmación.

Para empezar, ¿qué significa para Vds. ser "de derechas"? Si por ser de derechas entendemos la defensa de los valores de la vida y la dignidad humanas, el situar el verdadero amor como eje de las relaciones entre personas y el respaldar, por consiguiente, la doctrina moral de la Iglesia católica, entonces está claro que el Papa es de derechas, luego Francisco no se está refiriendo a las cuestiones morales, sino al aspecto político de la expresión "ser de derechas".

En ese sentido, hay que recordar que los conceptos de izquierda y derecha en el campo político son relativamente modernos: nacen con la Revolución Francesa y se referían al lugar que los diputados ocupaban dentro de la Asamblea Nacional, donde los partidarios del Rey se agrupaban a su derecha y los de la revolución ocupaban los escaños situados a la izquierda.

Desde entonces, los términos derecha e izquierda quedaron asociados, respectivamente, a quienes son partidarios del mantenimiento del orden vigente y a quienes prefieren que ese orden sea modificado. En ese sentido, derecha sería sinónimo de "conservador" e izquierda de "progresista".

Posteriormente, ese sentido original empezó a convivir con una segunda acepción y pasó a denominarse derecha a los defensores de un sistema económico más orientado al capitalismo y la libre iniciativa privada, e izquierda a los que propugnan un sistema más basado en el socialismo y la intervención estatal. En ese sentido, derecha sería sinónimo de "liberal" e izquierda de "intervencionista".

Finalmente, la aparición de los movimientos fascistas después de la Primera Guerra Mundial introdujo un tercer matiz en los conceptos "derecha" e izquierda". Desde el punto de vista del enfrentamiento con el orden establecido, el Partido Nazi alemán o el Partido Fascista italiano no se diferenciaban mucho del Partido Comunista. Desde el punto de vista de la intervención estatal, tampoco. Pero los partidos fascistas se consideraban "de derecha" porque su concepto nacional se contraponía al internacionalismo de la izquierda socialista y comunista. En ese sentido, derecha sería sinónimo de "nacionalista" e izquierda lo sería de "internacionalista".

Así pues, tenemos un cóctel semántico bastante curioso, en el que las palabras derecha e izquierda tienen un significado vago, que hace referencia a distintas cosas, dependiendo de la situación concreta de cada país y de cada época.

Cuando el Papa Francisco dice que nunca ha sido de derechas, está aludiendo a los aspectos sociales relacionados con la necesaria atención a los más desfavorecidos. En ese sentido, lo que viene a decir, ni más ni menos, es que no es partidario del mantenimiento de ningún orden existente injusto, ni tampoco es partidario del darwinismo social consistente en que cada cual se busque la vida como buenamente pueda.

Eso no quiere decir que el Papa sea un revolucionario, ni tampoco un defensor del socialismo. Es decir, el hecho de que declare no ser de derechas no quiere decir que sea de izquierdas. Simplemente, el Papa está diciendo que la defensa del orden vigente y la defensa del libre mercado tienen que estar limitadas por el respeto a la dignidad de las personas; de todas las personas: triunfadores y fracasados, ricos y pobres, aristócratas o vagabundos. No se puede defender, por ejemplo, un sistema en el que las desigualdades de cuna condenen a las personas de por vida a una u otra clase social. Como tampoco se puede defender un sistema en el que no existan elementos correctores que impidan que el económicamente poderoso abuse del que no tiene un chavo.

¿Qué hay de malo en esa postura de Francisco? ¿Es que acaso la Iglesia puede tener una postura distinta?

Es verdad que el Papa podía haberse ahorrado la frase y, con ello, habría evitado polémicas semánticas. Pero a lo mejor lo que sucede es que a muchos católicos les convendría detenerse a reflexionar unos minutos sobre los conceptos izquierda y derecha y sobre lo que significan en el mundo actual. Y deberían pararse a pensar que, hoy en día, antes que de derechas o de izquierdas, lo que hay que ser es una persona. Y más si uno es católico. Quien en mitad de una crisis se muestra insensible al sufrimiento de la gente de la calle no sé si será de derechas o de izquierdas, pero de lo que tiene poco es de cristiano.

Supongo que ése es el debate que el Papa ha querido abrir. Y me parece bien que lo haya hecho. Y si alguien se escandaliza porque el Papa diga que no es de derechas, permítanme que les recuerde el Evangelio según San Mateo.

Estaba Jesús con sus discípulos y se le acercó un joven rico:

- Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?.

Jesús le dijo: "Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".

"¿Cuáles?", preguntó el hombre.

Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre y amarás a tu prójimo como a ti mismo".

El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?".

"Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, "ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".

Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Os aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos".

Analicen Vds., queridos oyentes, esta escena del Evangelio y luego respóndanse a sí mismos: ¿quién es de derechas o quién no lo es en este diálogo?

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