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Escraches e hipocresía

Esta semana hemos conocido un polémico auto en el que la Audiencia Provincial de Madrid archiva las denuncias por el escrache que sufrió la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en su domicilio. La Audiencia Provincial considera que en ese escrache no se produjeron coacciones ni violencia, y que se trata de un ejercicio democrático del derecho de manifestación, por lo que ha decidido archivar la denuncia.

Nada más conocerse el auto, desde el Partido Popular se ha cargado contra la juez Isabel Valldecabres por esa decisión. Isabel Valldecabres ha sido asesora de los ministros socialistas Juan Fernando López Aguilar y Bibiana Aído y es juez por el cuarto turno y no por oposición. Para más inri, cuando era asesora de Bibiana Aído, hizo unas declaraciones contra quienes se manifestaban en contra de la Ley del Aborto, que chocan frontalmente con los razonamientos expuestos en el auto sobre el escrache contra la Sra. Sáenz de Santamaría.

Lo primero que habría que decir, para ser ecuánimes, es que Isabel Valldecabres es solo uno de los cuatro jueces que han intervenido en el proceso. Hay que recordar que la denuncia por el escrache ya fue archivada en primera instancia por el juez Marcelino Sexmero, ex-portavoz de la asociación de jueces Francisco de Vitoria. Y, aunque es cierto que la ponente de este auto de la Audiencia Provincial de Madrid ha sido Isabel Valldecabres, el auto de archivo está firmado por otros dos jueces: Miguel Hidalgo y Francisco David Cubero.

Centrar, por tanto, las críticas en solo uno de los jueces intervinientes no tiene mucho sentido. Además, creo que el auto es criticable por sí mismo, sin necesidad de entrar en la personalidad de quien lo firma o hacer juicios de intenciones.

Pero, dejando esto aparte, hay dos razones por las que a mí personalmente me indignan mucho más las críticas del Partido Popular a este auto, que el auto en sí. Paso a explicarles a ustedes esas razones.

1) En primer lugar, yo ya dije en su momento que los escraches en los domicilios particulares de los políticos me parecían inaceptables. ¿Quiere usted mostrar su enfado a los políticos? Pues manifiéstese cerca del Congreso, delante del Palacio de la Moncloa, delante de las sedes de los partidos o incluso a las puertas de los mítines o actos públicos de los políticos. Pero tu casa particular es tu santuario y nadie tiene derecho a llevar su protesta a tu casa, ni a perturbar a tu familia.

Yo soy un simple periodista y lo único que puedo hacer es opinar. Y como en su momento opiné en contra de esos escraches en los domicilios de los políticos, ahora estoy legitimado para criticar este auto judicial.

Pero el Partido Popular no está legitimado para criticarlo. Porque el Partido Popular gobierna este país desde hace dos años largos con mayoría absoluta. Tiene en sus manos, por tanto, el poder de cambiar la Ley y el poder de hacer respetar las leyes vigentes. Si no usa ese poder, entonces no tiene derecho a lamentaciones. Dice un refrán español: "sarna con gusto, no pica".

¿Cómo puede el Partido Popular quejarse de que la jueza Valldecabres sea jueza del cuarto turno? ¡Pero si ustedes llevan dos años y no han cambiado la normativa que permite entrar en la Justicia por el cuarto turno! Será que no les parece tan mal el sistema, ¿no?

¿Cómo puede el Partido Popular tener la inmensa caradura de rasgarse las vestiduras y decir que la jueza Valldecabres es del PSOE? ¡Pero si acaban ustedes de repartirse la Justicia con el PSOE! Será que no les parece mal que haya jueces socialistas, ¿no?

Entonces, ¿cómo vienen ahora a quejarse? Tenían ustedes el poder para despolitizar la Justicia y lo que han hecho es politizarla aún más... ¿y encima vienen a tratar de darnos lástima? Si les molestan los escraches y la politización de la Justicia, legislen en consecuencia, porque poder no les falta. Y si no actúan, pues entonces al menos no nos den la murga, oiga, que bastantes problemas tenemos los ciudadanos como para perder tiempo quejándonos de cosas que solo ustedes pueden resolver.

2) Pero hay otra cosa que me indigna todavía más en la actitud del Partido Popular, y es la comparación con otros casos recientes. Hace escasas semanas que se ha puesto en la calle a decenas de violadores, pederastas y asesinos de ETA. ¿Y qué sucedió? Pues que el gobierno de Rajoy se escudó en el respeto a las decisiones judiciales y no movió un dedo para impedir semejante vileza, a pesar de que podía haberla impedido de diversas formas. Y nadie en el Partido Popular hizo oír una voz mínimamente indignada contra esa amnistía encubierta.

¿Y ahora sí que protestan? ¿Ahora sí que se rasgan las vestiduras? ¿Ahora no procede respetar las decisiones judiciales?

O sea, cuando se pone en la calle a violadores de mujeres, o a terroristas asesinos, o a canallas que han abusado de niños de cuatro años, a ustedes les importa una higa. O al menos no les importa lo bastante para ni siquiera mostrar indignación. Pero si a ustedes les afecta directamente el asunto, porque alguien se manifiesta delante de su casa, entonces sí protestan airadamente.

Son ustedes hipócritas. Son ustedes mezquinos. Demuestran ustedes muy poca consideración por los problemas de los demás, y mucha por los suyos propios.

Claro que tampoco les estoy descubriendo nada nuevo, ¿verdad, queridos oyentes? Si estamos como estamos es porque llevamos diez años en manos de gente que solo legisla y gobierna por y para sus propios intereses.

Hora es de barrer a todos estos políticos y sustituirlos por otros que entiendan que su trabajo consiste en defendernos a nosotros, no en defenderse ellos mismos.

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