Menú

Fue tragedia. Hoy es farsa

Abro el periódico y, de pronto, esa esquela. Tantos años hacía de este nombre, que nada dirá a quienes no fueron sus amigos. Y que callaré. Pero la esquela no habla de este día; rememora una muerte, hace dos años. Me niega, así, la conmoción helada que fulgura un instante en lo más negro. Murió. Yo no lo supe. También para el dolor se exige un tiempo. Y no es ya esto un dolor; es una melancolía, más lúcida ya que desesperado, por ese de la esquela, por nosotros, que hundimos lo mejor de nuestras vidas en aquel tiempo maldito y sin fuga. ¿Su nombre?, ¿el de la esquela? No. No hay nombre. Las imágenes que acechan al que escribe son primordiales sólo porque anónimas. Imágenes doradas del 67. Otoño complutense e iniciático. Ese nombre, olvidado en una esquela, es el de quien primero entre nosotros pisó una cárcel. No es nadie, pues, y pudo ser cualquiera de entre aquellos chavales que soñaban tirar la dictadura a ladrillazos en un Madrid de octubre y primeras serias agarradas con la policía. Nadie había alcanzado aún los veinte años. Y el futuro era nuestro, sin asomo de la más tenue sombra de una duda. A él lo perdí de vista. Muchos años. Y en la siguiente foto puedo verlo, con un grupo que sale de la cárcel, hacia el setenta y siete: todos ríen, pero yo sé que saben que han perdido. Cada cual luego cargó su derrota como bien, o como mal, supo hacerlo. No volví a saber nada de él. Hasta esta esquela. Y la esquela me dice que éste no es ya nuestro tiempo. Y que es hora de abandonarlo todo.

***

Y hoy mismo, otros que tal vez tengan la edad que nosotros teníamos entonces, tratan de quemar con gasolina la COPE de Barcelona. Proclaman el retorno de Terra Lliure, la organización terrorista que se integró en la Esquerra de Carod hace unos años. ¿Acudirá el diputado Puig, carnet de inmunidad parlamentaria entre los dientes, a liberar a sus jóvenes héroes de guardería? ¿O será Pigcercós aquel que exhorte a los tímidos patriotas para que saquen pecho a lo (por fortuna, sobre todo, para ellos) no consumado y ordene no arrugarse porque una traidora brigadilla de la guardia urbana haya frustrado la épica hoguera?

***

En 1967, el nombre que ahora releo en la esquela, era el de un hombre solo con sus diecinueve años. Y con el riesgo desmedido de su apuesta. Y, como todos nosotros, con su miedo. En el umbral de una biografía que duele y que conmueve. De una dura biografía hecha de riesgo. Generosa. Y, de un modo riguroso, trágica. Aun en aquellos errores, aun en aquellas hipérboles, o disparates sin más, que fueron herencia maldita de un tiempo tenebroso: el de la dictadura. ¿Qué queda  de eso en el esperpento que escenifican media docena de niñatos mimados en este gris final de 2005? La farsa de unos payasos que juegan confortablemente a aventureros, bajo la cobertura blindada de un puñado de desalmados con carnet de inmunidad parlamentaria. Alemania, repito. Alemania, 1934.

Herramientas

0
comentarios