Unas líneas nada más para recordar a Carla Duval. En este blog contamos en su momento el regalo que nos hicieron David Delfín, Bimba Bosé y Gorka y Diego Postigo, uno de los caballos pintados por Carla que tanto nos enloquecen. Con las obras de puesta a punto del piso hemos tardado mucho en colgarlo, de hecho hace apenas una semana que lo hemos hecho. Ahí está, mirándonos desde su marco dorado. Sabemos que Carla fue encantadora mientras cerraba el trato e intentaba interesarnos a todos por el rumbo abstracto que estaba tomando su pintura.

Poco tiempo después fuimos a ver la obra de teatro Brujas, que protagonizaba junto a otras actrices filón. Nos recibió tras la función, encantadora de nuevo.

Dejamos aquí colgadas las fotos testimoniales de esos momentos.

Lo que nunca hemos contado es lo bien que se portó Carla cuando murió Carlos Berlanga. Carlos y el marido de Carla compartían espacio en el hospital, muy graves los dos, aunque el segundo se recuperó. Carla charlaba con los que iban a visitar a Carlos, incluso le dio un catálogo de sus pinturas a Blanca Sánchez cuando supo que comisaria exposiciones de arte, anécdota que la despistada Blanquita no sabía situar en el tiempo ni el espacio. Carla acudió al entierro de Carlos, encantadora, como siempre.

Coincidimos con Norma en una cena y quedamos que cuando colgáramos nuestro cuadro del caballo cuadro haríamos una merienda con las hermanas Duval para celebrarlo. Bueno, sólo decir que enviamos a Norma y a su familia un beso muy fuerte…