Menú

La hora de Paniagua: Veinte años después (II)

 

La semana pasada dejamos al Team USA en los Juegos Olímpicos de Atenas-2004 en medio de un tumulto de proporciones épicas que amenazaba con finalizar en el mayor fracaso en la historia del baloncesto estadounidense a nivel internacional.

Y así sucedió.

Fue un fiasco de proporciones épicas.

Pero, con todo, el problema real de aquel combinado no eran los sistemas (de juego). El problema era el Sistema con mayúsculas. En aquel tiempo, se les decía a los jugadores –en realidad a los jugadores a los que les apetecía ir a jugar con su selección- que eran los elegidos para la gloria. Luego se les daba una camiseta de tirantes con sus nombres y un número en la espalda. Finalmente, se les decía que ganarían el oro gracias, sobre todo, a las tres letras que figuraban en la parte frontal de esa camiseta que les habían entregado: “USA”.

Aquel equipo de Atenas-2004 tocó fondo. Desafortunadamente, solo hizo un partido bueno en toda la competición y resultó que su buen partido lo hizo contra España en cuartos de final. Pero el hundimiento era algo inevitable. Eso sí, los americanos, muy dados a la hipérbole en muchas facetas de sus vidas, se hundieron a lo grande.

Sin embargo, muchas veces, tocar fondo es bueno para darte cuenta de que ya no puedes caer más bajo. Así que aquel enorme fiasco provocó un giro radical en las estructuras del Team USA.

Y todo cambió.

Para bien.

Antes de continuar escribiendo sobre el camino a la redención del Equipo USA, no quiero perder una nueva oportunidad de recordar algo que ha de llenar de orgullo a al gente del baloncesto de aquí: que la nueva filosofía del Team USA tras el fracaso de Atenas-2004 estuvo –está- inspirada en el modelo implantado por la FEB en su momento. No solo en lo que concierne al equipo “senior”, sino también en el modo en el que la FEB opera con sus equipos menores. Quiero que quede constancia de esto una vez más.

La redención de los norteamericanos comenzó en el Mundial de Japón-2006: aunque allí no consiguieron el oro. El Team USA se redimió final y definitivamente en Pekín-2008 –pasos no pitados aparte- con un juego muy notable y dando la sensación de ser, por fin, un equipo. En Londres-2012, el equipo ha alcanzado un punto de madurez muy notable y ha estado muy cerca de ser un equipo definitivamente “redondo”: a pesar de tener unas cuantas ausencias muy importantes en sus filas debido a las lesiones o a las renuncias.

De todos modos, me parece que lo mejor que ha mostrado este equipo de los Estados Unidos en los Juegos de Londres no es ni el tiro de tres, ni Kevin Durant, ni LeBron, ni Kobe. Ni tampoco el Coach K, ni el zar Jerry Colangelo. Lo mejor que ha mostrado este Equipo USA es el respeto. El modo en el que respeta este juego. El modo en el que respeta a todos sus rivales.

Un ejemplo: Tony Ronzne, el jefe de ojeadores del equipo USA, hace ahora análisis –“scouting” es el anglicismo que se usa en el mundo del baloncesto- incluso sobre aquellos equipos menores, o muy menores, que siempre aparecen en este tipo de competiciones.

Una muestra. Mr. Ronzone escribió, entre otras muchas cosas, esto sobre el equipo nacional de Túnez: “Ejecutan muy bien sus sistemas de ataque”; “Juegan una defensa sólida”; “Nos defenderán mucho tiempo en zona”. O esto otro sobre Nigeria: “Juegan con mucha confianza”; “Son muy rápidos con el balón”.

El amigo lector se preguntará: ¿por qué le da usted tanta importancia a que el Equipo USA espíe a sus rivales; incluso a los notoriamente más débiles?.

Pues por una razón muy sencilla: porque creo que el hecho de que el Team USA haga “scouting” de sus rivales es una muestra de madurez y de respeto que les hace todavía más grandes si cabe.

Esto del scouting en el Team USA era algo impensable hace tan solo ocho años. Creo que ya he contado en esta columna esta anécdota en alguna otra ocasión. Ocurrió durante el Mundial de Indianápolis de 2002. Resulta que al bueno de George Karl le dijeron que iba a dirigir a la selección de Estados Unidos en esa competición. Se lo comentaron, por cierto, veintitrés–he escrito bien, ¡veintitrés!- días antes del inicio de la competición El hombre aceptó de buen grado por aquello del honor patrio, según comentó después. Pero tuvo la impresión de que el golpe sería morrocotudo. Como así fue. Tras un montón de deserciones, los americanos juntaron un equipo con doce jugadores de la NBA, les dieron ropa y provisiones y les dijeron: “Venga, chicos, vamos a Indiana a ganar el Mundial”.

Un buen día, antes de empezar el campeonato, salió a entrenar por primera vez el equipo de España, dirigido por Javier Imbroda. El Coach Karl se quedó muy sorprendido de que el técnico del combinado nacional no fuera Lolo Sainz. Ni que decir tiene que los jugadores de Karl tampoco conocían a ningún jugador español. Los Estados Unidos, como es bien sabido, fueron sextos en aquel Mundial.

Por eso creo que en esos “scoutings” de Ronzone y de su equipo de ojeadores del Team USA actual se halla la esencia de este nuevo Team USA. Un conjunto que está comandado, además, por una de las mentes más preclaras que he conocido en el mundo del baloncesto: Jerry Colangelo.

Creo que la base fundamental de este nuevo modelo que gobierna ahora el Team USA está en la humildad. En la humildad de estudiar a rivales que son 40-50 puntos peores que ellos. Y no digamos ya a los que son 10-15 puntos peores que ellos.

Veinte años después, el equipo USA ha cerrado un círculo. En los Juegos de Barcelona-92 el Dream Team iluminó al mundo. Veinte años después, contra España, en otra gran final seguramente tan emotiva y especial como lo fue la de Pekin-2008 hace cuatro años, sus herederos han iluminado al mundo también. Esta vez incluso apelando a la épica: sudando sangre para ganar; peleando casi cada punto contra un soberbio equipo español en una final extraordinaria y que ya es histórica.

Pero, sobre todo, el Team USA se ha redimido porque ha aprendido a respetar este juego. Y todo lo que este juego representa.

Y eso, creo yo, vale incluso más que las medallas de oro que, muy mercidamente, se han colgado en sus cuellos hace tan solo unas pocas semanas.

 

Puedes leer la primera parte de "20 años después aquí"

Miguel Ángel Paniagua (publicado en GIGANTES)

Miguel Ángel Paniagua en Twitter: @pantxopaniagua

Herramientas

2
comentarios
1 Bowie, día

Chapeau, Paniagua.

2 china inflatables, día

An Inflatables chair may be sold as part of a set with other inflatable furniture such as a footstool and a sofa. Most inflatable seating designed for adults holds up to 300 - 500 lbs. (136.08 kg - 226.8 kg) depending on the quality. Inflatable chairs for children often feature designs of licensed cartoon characters. The vinyl used for inflatable chairs may be opaque or transparent. An inflatable chair may be completely clear or it may have some clear sections and also feature a colorful trim.