Ducati es en las motos lo que Ferrari es en los coches. Dos buques insignias de la industria de la automoción italiana que este año, en ambos casos, han estado al remolque en el Mundial. Muchos lectores me podrían corregir diciendo que Ducati ya tiene poco de italiano y mucho de alemán, después de que el grupo Volkswagen comprara la factoría de Borgo Panigale hace ahora ocho años. Precisamente, los aires germanos les han sentado muy bien a las Desmosedici que llevan varias temporadas luchando de tú a tú con las motos japonesas por el Mundial.

Disciplina y organización han sido las claves de la factoría que además, como hemos podido ver este fin de semana en Aragón, ha dejado luchar a sus pilotos para garantizarse la victoria y la escalada en la clasificación general. Una estrategia que les ha permitido ganar las últimas cinco carreras disputadas colocándose a menos de 20 puntos de líder Fabio Quartararo que terminó en el suelo y no pudo completar ni una sola vuelta al circuito tras impactar contra la moto de Marc Márquez. Una caída que ha dado alas a las Ducati con Peco Bagnaia como piloto más destacado y con su promesa, el recién fichado Enea Bastianini presentando su candidatura a hombre fuerte de la marca.

No digo que Ferrari debiera buscar un comprador no italiano para mejorar su rendimiento, sería impensable para los italianos desprenderse de una de las empresas de mayor prestigio y linaje del país de la bota. Pero sí que debería hacer frente a sus problemas de organización y mirar de reojo a sus vecinos para saber cómo han conseguido la regularidad que les ha dado las últimas cinco victorias, dejando a dos de sus pilotos, sobre todo Bagnaia, a las puertas del liderato de MotoGP.

Tampoco debemos llevarnos a error, el mundo del motociclismo vive un momento de cambio importante con las motos japonesas padeciendo una de las crisis más importantes de su historia. Honda desarmada sin Márquez, que pese a que volvió no tuvo suerte y abandonó en la segunda vuelta, Yamaha con regularidad, pero con falta de un proyecto claro de desarrollo de la moto del triple diapasón, y con la Suzuki de retirada y moralmente hundida. Las marcas europeas Aprilia, KTM y Ducati han aprovechado la debilidad de las marcas del país del Sol naciente para reivindicar su lugar en el Mundial. Y aunque irónico, el Mundial se decidirá en el continente asiático, siendo Japón la próxima cita mundialista. Allí el vigente campeón, Quartararo, ya no tendrá margen para el error y deberá defender su trono con un inesperado aliado de las Ducati, Márquez que podría llegar a decidir el Mundial sin haber buscado más lio que poder volver y recuperar su nivel encima de la moto