
Márquez se despolitiza
El siete veces campeón del Mundo de motociclismo, Marc Márquez ha recibido en multitud de ocasiones críticas por no enarbolar la bandera española tras sus triunfos, críticas que vienen desde su época en las categorías inferiores. Pese a que el ilerdense explicó desde el principio que sólo sacaría la bandera en caso de conseguir un Mundial, y así lo hizo en 125 cc y en Moto2, muchos quisieron ver en su gesto su proximidad a las consignas independentistas catalanas. Desde entonces la polémica le ha perseguido, y los periodistas y aficionados han estado pendiente de qué hacía Márquez, si bandera sí o bandera no. Al final, y yo creo que con mucha razón, Márquez ha tomado distancia de la política y proclamándose amante de su profesión y sus logros decidió ser fiel y pasear sólo su bandera en la que no cabía ni cabe política, ni dudas, sólo triunfo y motor.
Muchos dirán que Márquez no debe tener miedo a pasear la bandera de España y que con su omisión no hace sino dar fuerza al bando contrario. Yo lo que creo es que muchos deportistas están hartos de que sus triunfos se conviertan en armas arrojadizas de un lado y de otro. Son españoles, sí, pero en el caso de Márquez, natural de un municipio catalán de mayoría independentista, Cervera, la única manera de huir de la apropiación es dejar en otra esfera lo que es de otra esfera, la política.
La celebración de su quinto título en la categoría reina ha dejado claro el hastío de Márquez y celebro que no haga diferencias entre aficionados, ni de un lado ni de otro. Celebro también que los aficionados no hayan juzgado al piloto de Honda, aunque no han faltado los independentistas queriendo atribuirse el mérito de jugarse la vida cada domingo, de ser un genio de la conducción y un ciudadano ejemplar que no hace falta que recordemos, que a diferencia de otros deportistas españoles, paga sus impuestos en nuestro país. ¡No se puede ser más patriótico!
Por segundo año consecutivo Márquez se desvinculó del poder local y de las pancartas a favor de los presos catalanes y descartó subir al balcón del Ayuntamiento de su pueblo natal. Y es que su triunfo es solo suyo, él se juega la vida en cada curva apoyado por un equipo multidisciplinar y multicultural y alentado desde la grada por aficionados de todo el Mundo, a ellos y para ellos ha sido esta celebración DEPORTIVA. Podríamos concluir que Márquez no tiene que hacer el trabajo encomendado a otros, los políticos, él ya cumple con su contrato y sus obligaciones y con creces. Además no tiene que demostrar nada que no demuestre en la pista con su magistral pilotaje y Marc Márquez nunca ha tenido un mal gesto con su país, ni la bandera de España.