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Mas se arrastra ante la CUP y recibe un nuevo portazo

El partido antisistema, en boca de su portavoz Antonio Baños, anunció un "no tranquilo" a Mas y exigió más concesiones.

El partido antisistema, en boca de su portavoz Antonio Baños, anunció un "no tranquilo" a Mas y exigió más concesiones.

El portavoz de la Candidatura Unidad Popular (CUP), Antonio Baños, fue el encargado de echar un jarro de agua fría sobre la cabeza del presidente de la Generalidad en funciones. No será presidente este jueves, en segunda vuelta. La situación es inédita en la comunidad autónoma. Mas es el primer aspirante que no logra alcanzar la presidencia ni siquiera en segunda vuelta. "No", dijo Baños, pero fue un "no" rodeado de adversativas: "Decimos no hoy, pero es un no tranquilo, no es un no enrocado, hay que seguir negociando".

La cara de Mas era un poema. No podía disimular su decepción y hasta enfado. "La CUP no es la muleta de nadie", remachó Baños, quien también declaró que todo su grupo, en el que no hay nadie señalado por el TC, no obedecerá. Fue una réplica al popular Xavier García Albiol, que había instado a los separatista a acatar las órdenes del tribunal. A partir de ahí, Baños dejó abierta la puerta a seguir negociando. No les vale ni la figura del "presidente florero" por la que suspira Mas, ni las tres vicepresidencias, ni siquiera la promesa de someterse a una cuestión de confianza de aquí a diez meses. Fue el último cartucho. Pólvora mojada para la CUP. No hay acuerdo y ellos, los diputados antisistema, serán los últimos en levantarse de la mesa.

Mas es un problema y mientras él acepta todas las peticiones cuperas menos la de inmolarse, los diez diputados de la CUP insisten en que el proceso no puede depender del presidente y que el candidato de su lista era Romeva. Todavía hay tiempo, añaden. Hasta el 9 de enero, pasadas las generales. En CDC no quieren ni imaginar el escenario, habida cuenta de las pésimas expectativas electorales de los convergentes y a que ERC se dopará con el voto de la CUP, que no concurre a esos comicios. El reequilibrio de pesos en el grupo parlamentario en Junts pel Sí puede forzar a Mas a tirar la toalla si la candidatura convergente se estampa.

En Convergencia todavía confían en que la presión sobre la CUP acabe dinamitando su resistencia. Creen que la CUP necesita tiempo y que sus procedimientos asamblearios no ayudan a desencallar el futuro de Artur Mas. El president lo seguirá intentando. Continúa el espectáculo.

Mantiene el desafío al Estado

En su turno de réplica, el presidente en funciones y candidato frustrado sacó pecho por la celebración del 9-N. Mantiene el desafío radical a las leyes y al Tribunal Constitucional. "¿Qué tengo que decir sobre si acataremos o no las órdenes? No hay nada nuevo en el horizonte. La proposición del Constitucional es lo de siempre. Ya sabemos cómo funciona todo esto. El Gobierno hace política a través del Tribunal Constitucional. Eso es un abuso total. Ustedes nos desafían y preguntarán ¿qué harán? Pues lo mismo que hicimos el 9 de noviembre del año pasado. Pusimos las urnas. ¿O no?".

En cuanto a las advertencias a los funcionarios, detalle apuntado por Inés Arrimadas en su discurso, Mas señaló: "Muchos de estos cuarenta mil voluntarios que organizaron el 9-N también eran funcionarios. Y no tuvieron miedo".

En tono indignado acusó a los partidos contrarios al separatismo de faltar al respeto a los electores independentistas. "Ustedes me tratan como si yo fuera un demonio, que lo hago todo y manejo a estos catalanitos pobres que no saben dónde van. Un poco de respeto para la gente, por favor", clamó al punto del grito.

Reproches a la CUP

No podía disimular un enfado monumental y hasta deslizó un reproche a la CUP, a los que acusó de hacer el juego a los demás partidos. "Acuérdense -les espetó- cuando de esta cámara pueda salir investido algún presidente que no represente a la mayoría", aventuró. Más relajado, bromeó con Baños y le dijo que "en vez de un no tranquilo preferiría un sí intranquilo".

Apeló al concepto de "corresponsabilidad" y celebró que la CUP esté dispuesta a negociar, "pero no les podemos hacer una oferta nueva cada día". También les afeó que sostengan que quiere ser presidente a cualquier precio: "Si fuera así, y es algo que me ofende, ya sería presidente. Si no fuera porque quiero ser coherente con el mandato de la gente ya sería presidente".

Además les amenazó con repetir las elecciones: "Siempre es una opción, es sólido. No nos tiene que dar miedo".

"Otro día histórico"

Los portavoces de los grupos tuvieron una segunda oportunidad. Abrió el turno Inés Arrimadas, que retomó el argumento de que Mas pone en riesgo a los funcionarios, que rectifique la "locura" y deje de arrastrar a los catalanes en una carrera personal para salvarse. Abundó además en el carácter excluyente del proceso y reivindicó la condición catalana de sus votantes. También García Albiol pidió respeto para los cinco millones de catalanes que no han votado a los partidos separatistas. El socialista Iceta le pidió que no se cargue la posibilidad de abrir una vía de diálogo incumpliendo la legalidad y se ofreció de nuevo a apoyarle si cambia la dirección del proceso. Baños replicó malhumorado y reprochó a Junts pel Sí: "No estamos acostumbrados a las cumbres televisadas".

El debate de investidura terminó con una votación nominal por orden alfabético. Julià de Jòdar dijo no. Nadie se salió del guión. Por primera vez en la historia de la Cataluña democrática, el candidato a la presidencia de la Generalidad ha sido rechazado en segunda votación. "Otro día histórico", había comentado Iceta. No hubo sorpresa. 62 votos a favor y 73 en contra. Se mantienen las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP. Fecha límite, 9 de enero.

Accidentado corrillo

La situación en el seno de Junts pel Sí se está tensando. Nada más acabar su primer discurso del día hubo un receso en el que se pudo ver a Mas, Junqueras y Romeva discutiendo. Josep Rull, el dos de Convergencia, se sumó al corrillo mientras Homs escuchaba a espaldas del president. Mas tenía el gesto contrariado mientras que Romeva hablaba con la mano en la boca. Si al principio del pleno la incomodidad de Mas era patente, al cabo, el malestar era notorio.

En ERC comienzan a cortejar a la CUP sin reparos. Joan Tardà les ha ofrecido literalmente un cheque en blanco. Mientras, el tiempo de Mas se agota. Esta vez no le funcionó la táctica del último minuto. Sigue en funciones.

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