Menú

Cómo dar un golpe sin que lo parezca

El golpe catalán de 2017 comenzó en su Parlamento. Ahí nos enseñaron cómo se pisotea, sin más, el reglamento, la ley… la democracia.

El golpe catalán de 2017 comenzó en su Parlamento. Ahí nos enseñaron cómo se pisotea, sin más, el reglamento, la ley… la democracia.
Sánchez y Batet, en el Congreso. | Flickr/CC/La Moncloa - Gobierno de España

Sucedió con la "tramitación" de las leyes de desconexión del 6 y 7 de septiembre de 2017, necesarias para el golpe del 1-O con el referéndum ilegal y la posterior declaración de independencia del 27 de octubre.

Los independentistas, ya golpistas en ciernes, se inventaron e impusieron una nueva forma de trámite parlamentario que comenzó con la alteración del orden del día de los plenos del 6 y 7 de septiembre. Tras ello, sin más, se suprimió el debate de admisión de la ley y la posibilidad de presentar enmiendas a la totalidad. Para redondear la faena, limitaron a dos horas el plazo para presentar enmiendas parciales a unos textos que aún ni se conocían. Quedan en la memoria las imágenes de los diputados constitucionalistas clamando al cielo, entrando y saliendo. Nada, nada… era un golpe parlamentario sin pistola.

Y como se les dejó hacer, pues se puede repetir.

Bien es verdad que un poco antes, el 13 de noviembre de 2003, el todavía candidato José Luis Zapatero dio las primeras instrucciones: "Pascual… apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán". Pasó lo que pasó: que aquel Estatuto era una Constitución ajena a la nacional y que el Tribunal Constitucional lo avaló con apenas cuatro pellizquitos de monja. ¡Cómo discutían María Teresa Fernández de la Vega y María Emilia Casas aquel 12 de octubre de 2007 durante el desfile de las Fuerzas Armadas!

Y también es cierto que poco después nos cayó el 11-M, tragedia, infamia, enigma desolador y eficaz precipitador de las desgracias que llegan hasta hoy. Todo lo que sucede sin consecuencias, acaba sucediendo de nuevo. Y España es un paraíso del eterno y tormentoso ciclo.

Meritxell Batet, como hiciera Carme Forcadell, puso el Parlamento nacional boca abajo esta pasada semana para que partidos como Bildu, ERC, Junts o la CUP sean miembros de la comisión de secretos oficiales. Fácil: se suprimió la exigencia, en vigor desde 1982, de una mayoría de tres quintos de la Cámara, que son 210 votos, por la mayoría absoluta de 176 votos, la que saben que pueden comprar. Y rápido: en tres días estaba dicho y hecho. Era el precio para que saliera adelante el decreto de medidas excusadas en la invasión de Ucrania. Perder esa votación habría sido una señal inequívoca de debilidad del Gobierno. Bildu compró la mercancía a buen precio, y con eso era suficiente.

Batet, por orden de Sánchez, se cargó un requisito vigente desde 1982, naturalmente después de un intento de golpe de Estado, el 23-F de 1981. Ha llovido mucho y de todo desde entonces. Muchos secretos oficiales, muchos más fondos reservados y esa especial relación del PSOE con la ETA, entre el crimen de Estado y el compadreo. Todo fluye. Hasta hoy.

La repetición es a veces excesiva. Vuelve a estar ahí Margarita Robles… y hasta Garzón, ahora Balta, tan presente como aquella que bebe de su copa, la actual Fiscal General y muy poco antes ministra de Justicia Dolores Delgado. Pero ahora la ETA está de su lado. Ahora piden la cabeza de Margarita Robles ellos, los de ERC y la banda. Ellos estarán presentes en los secretos de España, donde antes se les vigilaba, como es lógico y por el bien de todos, y además quieren fuera a la ministra porque dicen que les espió. Vaya por Dios. ¿Van a defender a Robles en el Gobierno? El PSOE siempre embarra el camino en el que acaban enfangados propios y extraños.

Fue Margarita Robles la que comunicó a Baltasar Garzón que no iba a ser secretario de Estado de Interior porque lo sería ella. Él quería hasta el Ministerio pero se habría conformado con el puesto que Juan Alberto Belloch había reservado para Robles. Como mucho, el ex juez seguiría al frente del Plan Nacional sobre Drogas. La promesa política llegada de la Audiencia Nacional se despidió del gobierno de González sin haber pisado la moqueta ministerial, ni de primero ni de segundo:

Vuelvo a la carrera judicial. Espero que la relación del Ministerio de Justicia e Interior y del Gobierno con la Justicia sea buena y que el Gobierno colabore con ésta a erradicar todos los comportamientos de corrupción.

Se quitó la chaqueta de diputado, volvió a enfundarse la toga, como nueva, y se puso a indagar en la X de los GAL, de la que ya tenía noticias e instrucción (Amedo y Domínguez) cuando se dejó querer por el PSOE de Bono y González. ¡Secretos a Garzón! En dos años había sucedido todo.

Pero el último giro es más peligroso. Para pagar la permanencia en el poder, el PSOE ha abierto una de las puertas más críticas de nuestras instituciones a los que las quieren demoler sin ambages, sin caretas.

Mercedes Aizpurua, portavoz parlamentaria de EH-Bildu, fue condenada por apología del terrorismo. Era editora de aquel Egin que tantas portadas dedicaba a sus "gudaris", a los asesinos de jueces, fiscales, policías, guardias civiles, militares, concejales del PP y el PSOE, industriales, viandantes, niños… Ese Egin que a veces usaba la propia banda terrorista para avisar de la colocación de bombas con el tiempo justo, sin tiempo o con trampas añadidas. Ese Egin de tinta roja. ¿Hay que echar a Robles por espiar y que entre Aizpurua a espiarnos?

Poco hay que esperar de la seguridad de un Estado que permite que un amago de ministro, forofo confeso de la Stasi (Seguridad del Estado de la Alemania soviética), Alberto Garzón, se reúna con el Frente Polisario estando vigente la incompetencia de Pedro Sánchez con el siempre vigilante vecino del sur Mohamed VI. Pero meter a la ETA y a ERC es renunciar a la propia seguridad interior y exterior del Estado, dinamitarla. Una provocación que no puede quedar sin responder.

Dicen algunos que con tanta grosería política lo que pretendía Pedro Sánchez es que el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se viera obligado a votar ‘no’, a decir ‘no’, a aparecer como el que bloquea todo nada más llegar. Y, desde luego, debe seguir haciéndolo si las ofertas son estas.

Si el centro derecha quiere gobernar debe mantenerse de veras en ese rotundo ‘no’ a los chantajes y las trampas. Y quedan muchos por venir, entre otros el del CGPJ que consiste en renovarlo con el espíritu contrario a la Constitución porque así lo pervirtió el PSOE en 1985. Pues no y mil veces no. Cumplir la Constitución, haciendo además caso a las demandas de Europa, es irreprochable. Queda un mayo florido de portadas en las que la izquierda señalará con el dedo a Feijóo, como si él tuviera la culpa del parón democrático que salta a la vista, que el PSOE convierte en perverso ciclo.

¡Qué alegría ver a Mercedes Aizpurúa de risas con la prensa! No sonríen al peligroso Abascal, mejor a Aizpurúa la del Egin. Ya no hay miedo... Rosa Díez siente "asco" documentado, necesario y lógico. Pero ¿no es mejor que estén haciendo política que matando? Deberían estar en la cárcel y colaborando en el esclarecimiento de sus crímenes sin resolver. Pero somos así. ERC y la ETA conocerán secretos de Estado, la mayoría provenientes de ellos mismos, serios peligros de Estado para la nación. Ambos presumen de haber transitado "de las armas a las urnas", que es más bien llegar a lo segundo usando lo primero y por rendición de quien debía oponerse. Tragedia sobre tragedia.

Así hemos resuelto los problemas de nuestra democracia. Nos gusta poner al pederasta de director de guardería, al ladrón vigilando las joyas de la abuela y, en fin, a la zorra en el gallinero. Y así el Estado es más importante que el ciudadano. El Estado totalitario, claro.

Forcadell propició el golpe de octubre en Cataluña rompiendo el reglamento para ganar sin posible oposición la votación de leyes preparatorias para el referéndum ilegal y la proclamación de la república catalana. Batet ya ha cumplido la primera fase en el Congreso de los Diputados, al borde del final de legislatura, con el gobierno exhausto.

Se ve que los agujeros del 23-F en el techo del Congreso se conservaron como adorno, no como memoria.

Temas

En España

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas