El bochornoso espectáculo de división, falta de apoyos y falta de cumplimiento de los compromisos que el gobierno español está ofreciendo al mundo respecto a la necesidad de incrementar nuestra inversión en Defensa ya nos está pasando nueva factura: después del encuentro celebrado el martes en París con los Jefes de Estado Mayor de 31 países europeos para hablar de una misión militar en Ucrania, el presidente francés Emmanuel Macron ha decidido excluir a España e incluir a Polonia en el segundo encuentro de relevancia que ha mantenido este mismo miércoles en la capital francesa con los ministros de defensa de Alemania, Reino Unido e Italia.
Ni que decir tiene que ni Sánchez ni ninguno de sus ministros ha hecho el menor comentario al respecto, limitándose el presidente del gobierno a reiterar desde Helsinki que España cumplirá su compromiso de incrementar el gasto militar hasta el 2% del PIB con el apoyo o sin el apoyo de parte de su gobierno y de sus socios parlamentarios.
Vaya por delante que lo que nos requiere la UE y nuestros aliados de la OTAN es incrementar nuestra inversión en defensa hasta el 3%, pues el 2% era el nivel mínimo de inversión que nuestro país, como el resto de aliados, tenía que haber cumplido, según el Acuerdo de Cardiff, en 2024 y que, a diferencia de la inmensa mayoría de nuestros aliados, el gobierno de Sánchez no cumplió al cerrar el año pasado en un 1, 28 por ciento.
Con todo, lo más grave de lo manifestado por Sánchez no es tanto la disparidad entre lo que nuestros socios nos exigen y lo que Sánchez dice estar dispuesto a cumplir; ni siquiera que no diga de donde va a sacar el dinero para elevar el gasto en defensa hasta el 2%: lo peor es su disposición a aprobar ese incremento sin someterlo al respaldo del parlamento.
Aunque a nadie debería sorprender tamaña pulsión autoritaria por parte de un presidente del gobierno que ya en septiembre de 2024 manifestó su disposición a gobernar hasta 2027 "con o sin el concurso del poder legislativo", el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, ha dejado aún más clara tan antidemocrática disposición de Sánchez al afirmar que "puede haber financiación europea, puede haber otras figuras que eviten tener que pasar por aquí", en referencia a una votación en el Congreso.
Al margen que la Comisión Europea le ha reiterado por enésima vez a nuestro Gobierno que la mayor parte del incremento de la inversión en defensa "han de salir de los presupuestos nacionales", si Sánchez estuviera dispuesto a aprobar ese incremento con el apoyo del Parlamento, vista la negativa de sus socios y de parte de su propio Gobierno, se volcaría en tratar de convencer a los partidos de la oposición. Pero a Vox ni siquiera lo ha invitado a la ronda de contactos para informar del asunto y al PP, principal partido de la oposición, le va a dedicar prácticamente el mismo tiempo que a los proetarras de Bildu, a los separatistas y a los partidos de extrema izquierda que no tienen el más mínimo interés en reforzar la defensa de España y de Europa.
Así las cosas, el trilero de Sánchez parece decidido a burlar al parlamento español o a engañar a nuestros aliados europeos respecto al cumplimiento de sus compromisos en Defensa. Eso, o ambas cosas a la vez.