Lo de los informes del CNI, que ya los publica hasta El Mundo, es de risa. Lo de nuestro más conspicuo y reciente independentista en cambio es de llanto. De Perpiñán a Atocha, de reirse de los casi mil muertos de la banda terrorista ETA, a utilizar la sangre, aun caliente, de los casi doscientos de la masacre de Madrid.

El guión de los hechos es de película de James Bond con Carod como el Doctor No. Conseguir que en plena jornada de reflexión reinase "la mayor anormalidad posible", ir hacia la "agitación de la militancia para recuperar la calle",  o perseguir la "celebración de movilizaciones tanto para la tarde del día de reflexión como a lo largo de la propia jornada electoral". Por no hablar del rumor fantasma, seguramente inventado por el propio Carod, que daba por cierto que si ganaba el PP por mayoría absoluta se desataría un ola de detenciones en el País Vasco y la suspensión del Estatuto de Guernica. De locos.

Hay motivo, hay muchísimos motivos para pedir responsabilidades a ese desestabilizador profesional que está jugando a Harry Potter con nuestras libertades, con nuestras leyes y con la nación de la que, bastantes más de los que Carod cree, tenemos el orgullo de pertenecer.