
Éramos pocos...
... y vuelve Máximo Cajal de sus cuarteles de invierno.
Max es lo menos que podía hacer Zapatero por su cordial amigo, el Comendador de los Creyentes, Mohamed VI. El que no permite a ciudadanos españoles poner un pie en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. El que no está –ni se le espera– en el esclarecimiento de la matanza del 11-M. El que reforma reprimiendo.
Vuelve Max, decimos. El de la “marroquinidad” de Ceuta y Melilla. El intachable embajador que dimitió (nobleza y servicio al Estado obligan) cuando el PP alcanzó el poder.
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