El PSOE ha pagado una de las letras con las que se ha hipotecado el Gobierno de Zapatero. La diputada independentista Begoña Lasagabaster presentó una iniciativa en la que se instaba al Ejecutivo a que iniciara "las actuaciones necesarias" para que la selección vasca, la catalana y la gallega de las distintas modalidades deportivas reciban reconocimiento internacional y puedan participar en competiciones deportivas oficiales. La iniciativa contó con el apoyo de EA, CiU, PNV, BNG, ERC y... PSOE.

 

Minutos después de aprobarse, desde el Partido Socialista Diego López Garrido quiso restar importancia al asunto, explicando que lo aprobado "es una moción, una declaración de intenciones", pero "no una ley". Además, asegura que las selecciones autonómicas seguirán sin poder competir en torneos oficiales de carácter internacional en los que participe España. ¿Pero es que los catalanes, los gallegos o los vascos ya no son españoles? Ya lo dijo Maragall: "Aquí lo que falta es el nombre a poner en la camiseta del resto de España".

 

El seleccionador de waterpolo, por poner un ejemplo, tendrá que mirar la partida de nacimiento antes de convocar a un jugador, no sea que se junten en la piscina siete catalanes y se tenga que cambiar la bandera. De lo que no han hablado ERC, PNV, CiU y compañía es de si quieren que este nacionalismo autonómico se traslade a las ligas profesionales. Podrían solicitar al Barça que en vez de enfrentarse a Real Madrid, Valencia o Deportivo por el título nacional, juegue contra Espanyol, Nastic y Sabadell por la "Lliga de Catalunya". Qué mejor preparación para la selección vasca que una competición cerrada entre el Athletic, la Real, el Sestao o el Eibar. Es posible que San Mames pasara así de Catedral a capilla.