
Las promesas de Izar
Pocas cosas en la política española vienen de tan lejos como el problema de los astilleros. En época del gobierno de Felipe González no se terminó con él y ha seguido supurando desde entonces, ofreciendo durante veinte años unas escenas más propias del terrorismo que de una promesa sindical. El PP no hizo sino agravar el problema al unir en una sola empresa la parte militar viable con la civil que debería haber cerrado hace muchos años. La Unión Europea está imponiendo que se deje de derrochar dinero público en esta actividad inviable.
Zapatero ha metido la pata asintiendo a los sindicatos como hace con todo el mundo, porque lo cierto es que sólo "convenciendo" a algunas grandes empresas españolas podemos asegurar que se trabaje en los astilleros los pocos ratos que el vandalismo les deja libres. Fue y es un error no cortar de raíz el problema desde el principio, dejando que se gangrene. El PP debería escoger mejor en qué cosas debe oponerse al gobierno y ofrecer una salida no partidista a este problema. Él mismo lo agradecerá cuando vuelva al poder.
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