Lo dijo el lehendakari hace años: el momento idóneo para presentar el órdago a España llegaría con Pasqual Maragall en la Generalidad y José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa. Cuando expresó sus deseos nadie, ni los agraciados, pensaban que se harían realidad.

El catalán llegó de la mano del independentista Carod Rovira que, aprovechando un viaje del flamante president, viajó a Perpiñán para hablar con ETA. El inquilino de Moncloa también consiguió el apoyo del líder de la Esquerra después de ganar unas elecciones envueltas en el peor atentado terrorista de nuestra historia. Ahora Zapatero quiere hablar con Ibarreche y promete firmeza. ¿Sacrificará el escenario que deseaban los que le permiten gobernar?