La Justicia no puede mirar hacia otro lado. El primero en atribuir la matanza de Madrid a la “resistencia árabe” fue Arnaldo Otegui,  el procurador de ETA, el que negocia y propicia las entrevistas con la banda. No le hizo falta la furgoneta de Alcalá, el comunicado de las brigadas fundamentalistas, el casette del Corán o el material del que estaban compuestos los detonadores. Parece que lo sabía de antemano, antes incluso que las fuentes de la lucha antiterrorista de la cadena SER ¿Por qué? Excusatio non petita, acusatio manifesta.Ya nadie menciona las octavillas halladas por las calles del casco viejo de San Sebastián un día antes de la masacre: “1-14 de marzo: El estado español en el punto de mira. Boicotear RENFE”. Si Otegi estaba tan seguro, tendrá datos. Y, sobre todo, si los tenía él es porque se los dio ETA. Los jueces deben llamarle a declarar, y de paso a Carod Rovira, que sigue pendiente.