El pasado sábado, los terroristas de ETA pusieron dos bombas. Muchos medios de comunicación destacaron su “escasa potencia”. Pero eran los primeros atentados etarras del Gobierno ZP. La explosiva bienvenida que la banda asesina da al hombre del talante y la sonrisa.

Como siempre, el rosario de reacciones fue largo. Pero Zapatero, a eso de las dos –una hora después de las bombas– embarcaba con unos amigos a bordo de un llaut, nave de recreo típica de las islas donde veranea. En Santander, –a pocos kilómetros fue donde estalló uno de esos artefactos de “escasa potencia”–, se le esperaba este lunes para abrir los cursos de la Menéndez Pelayo que pretenden hacer algo de caso a las víctimas del terrorismo... Lamentablemente ZP no ha podido asistir.

Otros miembros de su gobierno usan helicópteros para acercarse a la feria de Estepona. Alguna Secretaria de Estado coge incluso su avión para darse un garbeo solidario por Haití. Encomiables labores de Gobierno sin duda pero muy alejadas de la gravedad de una bomba etarra, por muy poca potencia que esta tenga. Y en la Menéndez Pelayo, esta vez, la ocasión se pintaban calva.