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A vueltas con las tarjetas del 11-M que no existieron

Publica hoy El Mundo la noticia de que son dos las personas que confirman que no fue Jamal Zougham quien vendió las tarjetas telefónicas utilizadas en las bombas de los trenes del 11-M. Ambas personas lo han corroborado ante la juez que instruye la causa por falso testimonio contra las dos testigos de cargo del 11-M.

Ya he dicho muchas veces lo que opino sobre este punto concreto de las investigaciones del 11-M, pero lo volveré a repetir:

1) Ni Jamal Zougham, ni ninguna otra persona, vendió ninguna tarjeta telefónica utilizada en ninguna bomba, por la sencilla razón... de que en las bombas del 11-M no se usó ninguna tarjeta telefónica.

2) ¿De dónde viene la historia de que las bombas del 11-M tenían tarjetas telefónicas? Pues de que en la famosa mochila de Vallecas (la prueba fundamental del caso) había un móvil con tarjeta telefónica, además de abundantes clavos y tornillos como metralla.

3) Sin embargo, ya hemos demostrado hace mucho que la mochila de Vallecas es una prueba falsa. La mochila de Vallecas tenía metralla, pero las bombas de los trenes no. Por tanto, lo que explotó en los trenes no podía ser como la mochila de Vallecas: esa mochila (aparecida en una comisaría 18 horas después de la masacre) es una prueba colocada.

Entonces, ¿por qué dos personas que no vendieron ninguna tarjeta telefónica para ninguna bomba, se responsabilizan ante la juez de haberlo hecho, exculpando a Zougham?

Pues, evidentemente, lo hacen como parte de la estrategia de defensa que los abogados de Zougham han decidido (con todo derecho) emplear. Ya que la versión oficial dice que se vendieron unas tarjetas telefónicas para las bombas a través del locutorio de Zougham, la defensa de Zougham ha decidido aprovechar en su favor la letra pequeña de esa versión oficial. Porque resulta que en el sumario del 11-M consta esa información de que NO FUE Zougham quien vendió las supuestas tarjetas, sino un empleado suyo.

Lo cual quiere decir, ni más ni menos, que a Zougham se le detuvo, el 13-M, por algo que la propia versión oficial reconoce después que no había hecho.

Ahora, por fin, se ha corroborado en sede judicial esa letra pequeña de la versión oficial. Veremos qué decide la juez hacer con la información que tiene, la cual deja claras las manipulaciones vividas durante el juicio del 11-M.

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