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Stonewall, Greenwich Village, Nueva York, 28 de junio de 1969

Perdona, me cuelo otra vez. Salgo dentro de un rato hacia Pamplona para tocar con Fangoria, pero antes quería dejar escritas unas líneas sobre el Día del Orgullo Gay. Te vuelvo a pedir que en tu próxima entrada me dejes todas esas fotos pendientes que te he animado a colgar aquí, pero que todavía no has tenido ocasión de insertar en tu texto. Prometo no volver a saltarme el turno.

Quiero escribir sobre el Día del Orgullo Gay porque para mí sigue siendo importante estar presente en este día. He perdido la cuenta, pero creo que es la catorceava vez que participo en la manifestación de Madrid, a la que habría que añadir la del Gay Latin Pride de Los Angeles y el Orgullo del Sur, celebrado por primera vez este año en Sevilla.

Estoy segura que muchas de las personas que participan en esta manifestación ignoran por qué se celebra en esta fecha. Hace cuarenta años, el 28 de junio de 1969, los clientes del bar Stonewall estaban bebiendo, bailando, charlando, supongo que ligando... en fin, todo lo que se hace en un bar. Era habitual que la policía irrumpiera en los bares de la zona gay de Christopher Street para hacer redadas. Ese día, los clientes se sublevaron ante el trato vejatorio de las autoridades, se hicieron fuertes y montaron una resistencia de varios días que ríete tú de Numancia. Las más activas y beligerantes fueron las travestis. La cosa no tuvo mayores consecuencias de forma inmediata, pero sirvió como punto de partida para la toma de conciencia de los gays respecto a sus derechos civiles. En una década en que negros y mujeres luchaban ferozmente por cambiar la mentalidad tradicional, los homosexuales se unieron a la lucha.

Hay varias preguntas que tenemos que estar contestando continuamente, y no me importa, me armo de la paciencia necesaria. ¿Por qué orgullo gay, es que acaso los heterosexuales también deberían mostrar su orgullo por serlo? ¿Es necesario seguir celebrando la manifestación ahora que ciertas leyes, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, están aprobadas? ¿Por qué es una manifestación en la que se canta y baila, no es más como una chirigota que un acto reivindicativo?

No se trata de estar orgulloso por sentirse atraído por personas del mismo sexo, se trata de NO ESTAR AVERGONZADO. Tanto años, siglos, de humillación, culminaron en la reacción que hoy conocemos. No, las personas no deben estar avergonzadas por ser homosexuales, y por eso se manifiestan con orgullo.

Para empezar, la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo está recurrida por el PP, y segundo, una cosa son las leyes y otra la realidad diaria. Con la ley en la mano no eres un marginado, es importantísimo, para el que se quiera casar, para el que quiera denunciar a alguien por insultos o agresiones. Pero la ley no basta para frenar esos insultos o agresiones. Hay que hacerse visible, sin miedo. Personas como Susie tuvieron que dejar de estudiar aunque tuvieran capacidad para ello, tuvieron que salir corriendo del instituto porque sus compañeros les hacían la vida imposible. A día de hoy no podemos ir con nuestros amigos a las ferias de pueblo sin riesgo a que como poco nos escupan, como hace unas semanas nos hicieron unas gitanas, que me imagino que hubieran gritado ¡¡racistas!! si la situación hubiera sido la inversa.

Es una maravilla que se pueda reivindicar con alegría y con buen rollo. También es cierto que esto es una manifestación, con sus pancartas, sus consignas. Pero para la foto que ilustra la noticia parece que les queda más vistoso a los jefes de redacción seleccionar a una drag queen exagerada o a un caballero musculoso con los cachetes de nalga al aire.

En cualquier caso, aquí seguimos. Ya no busco en los medios de comunicación ninguna noticia sobre la manifestación, número de participantes, etc. Hace años acabé quemada de nunca encontrar la verdad. Se supone que somos cuatro gatos, pero la carroza con la que participamos Fangoria cruzó la Plaza de España a las 23:45 de la noche, casi seis horas después de que comenzara la marcha.

Otra polémica, las fiestas de Chueca. Si somos cuatro gatos, ¿cómo se explica que el barrio esté colapsado durante cinco días y que las celebraciones cada año se extiendan más allá de los límites naturales del barrio (este año han llegado casi hasta la puerta de casa, a la plaza de los desaparecidos cines Luna). Entiendo perfectamente las molestias que se ocasionan a los vecinos con el ruido y el comportamiento nada cívico de algunos. Como en la Verbena de la Paloma. Como en Fallas. Como en Sanfermines. Si hay que sacar las fiestas de Chueca fuera del barrio que se lleven las Fallas más allá del cauce seco del río. Es fantástico disfrutar de las fiestas de Chueca, que son una auténtica verbena, donde se mezclan en las plazas niños, abuelas, lesbianas, osos y muchos, muchos heterosexuales. La mezcla siempre es sana y la mejor manera de normalizar cualquier situación.

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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