Menú

Primo Levi, superviviente y suicida

T2, P12

***

(1:20)

Arranques gloriosos. Primeras palabras de ficciones que, por clasicismo o capricho, se nos han quedado grabadas. Como siempre, nos pronunciamos después de que lo haya hecho La Tropa Feisbuquera.

Mario

Crimen y castigo (Fiódor Dostoievsky):

En un bochornoso atardecer de comienzos de julio, salía un joven de su pequeña habitación de realquilado, en el callejón de S..., y ya en la calle se dirigía lentamente, con aire indeciso, hacia el puente de K... (Traducción de Juan Guasch).

"Un viaje o el mago inmortal" (Adolfo Bioy Casares, recogido en el volumen de relatos El lado de la sombra):

Para alcanzar la muerte no hay vehículo tan veloz como la costumbre, la dulce costumbre. En cambio, si usted quiere vida y recuerdos, viaje. Eso sí, viaje solo. Demasiado confiado juzgo a quien sale con su familia en pos de la aventura.

El novio del mundo (Felipe Benítez Reyes):

Tras haberse acostado en un hotel de Amsterdam, Walter Arias se despertó a la mañana siguiente tendido en la acera de una calle de una ciudad medio modernista y medio africana que resultó ser Melilla.

Me llamo Walter Arias.

Carmen

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha (Miguel de Cervantes):

En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera.

 Platero y yo (Juan Ramón Jiménez):

Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Víctor

Últimas tardes con Teresa (Juan Marsé):

Caminan lentamente sobre un lecho de confeti y serpentinas una noche estrellada de septiembre, a lo largo de la desierta calle adornada con un techo de guirnaldas, papeles de colores y farolillos rotos.

Balada del café triste (Carson McCullers):

El pueblo, de por sí, ya es melancólico. No tiene gran cosa, aparte de la fábrica de hilaturas de algodón, las casas de dos habitaciones donde viven los obreros, varios melocotoneros, una iglesia con dos vidrieras de colores.

La metamorfosis (F. Kafka)

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.

***

(7:31)

Esta semana he leído y comentado Confesiones de una vieja dama indigna, segunda parte de las memorias de Esther Tusquets. La editora y novelista rescata los años dorados de la gauche divina, la izquierda fashion que en Cataluña cultivó el arte del buen vivir y, algo menos, el compromiso social y la oposición política al franquismo. Por este libro desfilan los protagonistas de una época de vino y rosas en la Barcelona que fue: Carlos Barral, Carmen Balcells, Terenci y Ana María Moix, Marta Pesarrodona, Nora Catelli, José María Valverde, José María Castellet... Personajes reales de una Cataluña culta, acomodada y hedonista que poco tiene que ver con la imagen de pueblo sojuzgado que nos presenta el nacionalismo catalán hoy en día. Demoledores, los retratos de Camilo José Cela y Carmen Balcells. La prosa de Tusquets es ágil y su humor, vitriólico. Gustará a quienes gusten de enterarse de los secretos de la república de las letras; y, ahora que se estrena El cónsul de Sodoma, el biopic de Jaime Gil de Biedma, otro de los protagonistas de la época, resulta muy oportuna la lectura de las memorias de esta "dama irrespetuosa" para conseguir una adecuada ambientación en aquellos años.

***

(12:22)

Mario trae, esta semana, a "un gigante": Primo Levi y sus Cuentos completos. Nuestro director define al autor con la paradoja de "superviviente y suicida". Superviviente de la Shoah y suicida de la vida que le quedó después de la terrible experiencia de los campos de concentración. Fue, en todo caso, un gran intelectual que "se impuso la misión de denunciar la Shoah y registrar lo que había vivido y visto vivir". Y este compromiso le hizo, probablemente, postergar la decisión del suicidio, una decisión para la que, según alguno de sus biógrafos, parecía predispuesto por  su "personalidad atormentada".

Este volumen recoge material inédito, publicado por primera vez en español. Otra baza del libro son sus "traductores de lujo": Carmen Martín Gaite, Ángel Sánchez Gijón, Bernardo Moreno, Miguel Izquierdo...

Más razones para leerlo: un estudio introductorio "sensacional" de Marco Belpoliti. Su presentación está llena de buenas pistas, tanto para el conocedor de Levi como para quien lo descubra en esta formidable antología. Para Belpoliti, nuestro autor es "un escritor profundo que esconde su terrible profundidad en la superficie de las palabras". Le acopla, además, la imagen del centauro: sería  "mitad político mitad escritor, mitad testigo mitad narrador, mitad judío mitad italiano". Un autor para leer con morosidad, degustando lentamente su prosa. Mario, reticente a destacar alguna de las piezas de este corpus cuentístico, accede finalmente a la petición de Carmen y elige cinco: "El rey de los judíos", "Capaneo", "El prestidigitador", "Lilit" y "El gitano".

***

(17:48)

Nos llama Justivir, comentarista de este blog y lector de grandes aventuras, para comentarnos su lectura de Ortega y Unamuno en la España de Franco. El debate intelectual en los años 40 y 50, de Antonio Martín Puerta, profesor de la Universidad San Pablo-CEU.

Este ensayo "describe las confrontaciones doctrinales, las tensiones ideológicas y los enfrentamientos personales que se produjeron a lo largo de la primera mitad del régimen de Franco, de 1939 a 1959-60, aproximadamente, entre las corrientes liberales y aperturistas, por un lado, y las tendencias conservadoras o integristas de aquel régimen".

De entrada, resulta llamativo ––señala Justivir–– que tales contradicciones pudieran tener lugar bajo un régimen político autoritario, una libertad de debate que habría sido impracticable en otro tipo de régimenes, en los que los intelectuales que lo intentasen "habrían acabado fusilados o en el gulag". También llama la atención a nuestro corresponsal que la mayoría de las ideas aperturistas se canalizaran a través de publicaciones falangistas y fuesen defendidas por significados intelectuales de este movimiento político. "La Falange era el lugar donde se habían cobijado muchos intelectuales de tradición liberal, huyendo de la violencia del Frente Popular", nos resume nuestro colaborador. La corriente aperturista estaba encabezada por Pedro Laín Entralgo y Joaquín Ruiz Giménez. Del otro lado, según el autor de este ensayo, estaban los miembros más integristas del nacional-catolicismo: jesuitas, propagandistas y miembros del Opus Dei algunos de ellos, así como gran parte de la jerarquía eclesiástica española. En esta polémica, la obra de Ortega fue el "guante que se arrojaron a la cara" uno y otro bando. Unos y otros leyeron a Ortega y lo usaron como campo de batalla. Los "liberales" del régimen, para reivindicarlo como un filósofo "abierto a lo nuevo" e integrador del catolicismo; los "cerriles", para denostarlo por falso filósofo y anticatólico. La presencia de Unamuno (de su pensamiento, puesto que había fallecido) en esta polémica es menos frecuente; es Ortega ––subraya Justivir–– quien sirve el discurso de base para la polémica entre los dos bandos intelectuales del franquismo.

"Un libro excelente", evalúa Justivir, "de fácil lectura pese a la complejidad de los asuntos tratados. Se agradece al autor su ejercicio de humildad cuando opta por facilitarnos las llaves y franquearnos las puertas a uno de los periodos más sugestivos del siglo XX español, ése que algunos se contentan con despachar con el archiconocido tópico del páramo cultural".

Esperamos vuestras reseñas (también comentarios, quejas, sugerencias...) en el contestador del número de teléfono 91 409 05 03 y en el buzón de correo electrónico

hojadereclamaciones@esradio.fm

***

(24:27)

Gina Montaner, capitana de la pesca de altura, nos pilota esta semana hacia un caladero de estrellas de mar: Divas aventureras, de Holly Morris. Esta antigua editora, establecida en Seattle, decidió un buen día cambiar su vida sedentaria por otra de aventuras. Es el origen de este libro, en recorre el mundo buscando a otras mujeres que compartan la filosofía de que las aventuras viajeras no son sólo para las vacaciones, sino un modo de vivir; siempre, claro, que se disponga de una cuenta corriente saneada para poder embarcarse a la aventura sin renunciar a las comodidades del hogar. Gina no lo acaba de ver. Dio un respingo al detectar esa actitud de "hermandad global" feminista, a lo Thelma y Louise, que exhibe la autora. Y terminó por decepcionarse del todo con los "clichés de viajero progre" en que incurre Morris a su paso por Cuba. Así, por ejemplo, las privaciones del pueblo cubano se justifican en que, al menos, no han caído en el "odioso consumismo" y mantienen su "dignidad". La cosa no mejora en el resto del libro. Una visión "simplona y romántica" de los países que visita. Lo dicho: una diva un poco gili.

La próxima semana, Gina nos hablará de Come, reza, ama, de Elizabeht Gilbert. Buen viaje, capitanía.

***

(30:46)

Conversamos con Agapito Maestre, autor de El fracaso de un cristiano. El otro Herrera Oria. Se trata de una biografía intelectual de uno de los hombres de ideas y de acción más influyentes del siglo XX en España. Fundador de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, el CEU, el Instituto Social Obrero, la Escuela de Periodismo de la Iglesia, la Editorial Católica y otras muchas instituciones para la acción del "ciudadano cristiano" en la vida pública, Herrera Oria representa, a juicio del profesor Maestre, el fracaso de la modernidad política española: la creación de un demócrata de base cristiana que acata el orden político y se resiste a las leyes injustas; el ciudadano cristiano que participa en política en pie de igualdad con los demás. El fracaso de Herrera es el fracaso de España en el siglo XX: la exclusión del ciudadano cristiano de la vida política. Concurre con otro gran fracaso, el de Ortega y su ideal de un ciudadano de base liberal, un ciudadano excelente superador del hombre-masa. Para Agapito, el fracaso de ambos proyectos explica la tragedia española en el siglo XX y marca los límites de nuestra democracia.

***

(44:57)

Nos damos un garbeo por Bruselas. Francisco Ignacio Serra, madrileño que trabaja en la Comisión Europea, nos recomienda Camino de servidumbre, de Hayek; Kafka en la orilla, de Murakami; Out, de Natsuo Kirino ("gustará a quien guste de Murakami").

En cuanto a las preferencias lectoras en Bruselas, la cosa va por barrios, como casi todo en la vida pública belga. Valones y flamencos van por separado hasta cuando visitan la librería. Los valones "tiran más hacia escritores franceses y de habla francesa", mientras que los flamencos optan por un escaparate un poco más cosmopolita, con predominio de la literatura holandesa. Descollan, en uno y otro lado, Amelie Nothomb (por el lado valón) y Dan Brown (por el lado flamenco). 

***

(53:24)

Seguimos regalando libros.

La próxima semana caerá otro ejemplar de Don Evo, le habla el presidente, del Grupo Risa. Para optar, hay que dejar una coplilla en el muro de la página de LD Libros en Facebook.

El ganador de esta semana es don Fernando de La Iglesia, por esta copla:

Federico, Federico
Eres radio y tienes pico
¿Qué más quieres, Federico?

"Que el amigo Marianico

se aleje de Gallardón,
y haga como el del bigotico
que era todo un manducón".

Mario anuncia una nueva prueba para quien quiera optar a un ejemplar de otro libro de actualidad: Discursos para la libertad, de Esperanza Aguirre. Se hará con él el primero que cuelgue en el Muro de LD Libros en Facebook el vídeo de Youtube con el célebre discurso de Martin Luther King "Tengo un sueño...". El más rápido esta vez es Vicente Martín. ¡Enhorabuena!  

Y, como está que lo tira, Mario ofrece otro libro a los seguidores del programa en su horario de redifusión, en la noche del domingo al lunes, a las 12 y media. La prueba consiste en poner "Toy aquí" durante la emisión del programa o inmediatamente después. El primero se llevará otro ejemplar del libro de Esperanza Aguirre. Recordatorio: el concurso sólo estará vigente en el horario de redifusión.

***

(56:45)

Comentamos, en la contraportada, la cocurrencia en el escaparate de novedades de dos libros importantes, con dos doctrinas distintas sobre la libertad económica: la de los escolásticos de Salamanca, en Raíces cristianas de la economía de libre mercado, de Alejandro Chafuén, y la de Ángel Herrera Oria, en El fracaso de un cristiano, de Maestre.

***

(58:36)

Despedida y cierre. ¿Un aforismo? Sea lo que sea, ahí queda eso, del maestro Josep Pla:

Los gallos montan a las gallinas con aquella naturalidad que sólo conocen los no afectados por el pecado original.

Herramientas

LD Libros en...

20
comentarios
1 Erbilyos, día

No deberíamos dar por sentado que Primo se suicidó. Cabe la posibilidad de que se cayera accidentalmente por el hueco de la escalera.

2 Justivir, día

¡Pole, señores! Aunque tal vez sea el primero en postear en el blog (vaya manera de enhebrar anglicismos, a cual más impresentable), quizá los de feisbuk lleven ya rato dándose candela en sus muros. Como siempre, un programa excelente, lleno de jugosas revelaciones, atinados – y a veces acerados – juicios y certeras recomendaciones. Una de las ventajas de LD Libros es que a veces te descubren no ya obras sino autores que luego resultan todo un filón. Como decía Goethe, “sólo de ve lo que se sabe”, y gracias a vosotros nos enteramos que existen lagos y mares en los que luego nosotros, si queremos, podemos navegar, bucear o acampar a sus orillas como simples domingueros, con mantel de cuadros y filetes empanados. Como Esther Tusquets hace un retrato demoledor de Cela, un día de estos contaré la anécdota de mi abuelo (el que tenía una granja de vacas y multitud de perros) con Don Camilo, el del premio. Me habéis provocado la curiosidad y voy a tener que pedir ese libro a los Reyes.

3 Justivir, día

La pole es de Erbilyos Yo llevaba media hora intentándolo y me recazaba el post (salía "seión caducada") Excelente Mario "mano de piedra" Noya esta mañana en el programa de Luis del Pino. ¡Qué pegada!

4 Erbilyos, día

Un consejo, Justivir: la próxima vez que quieras presumir de pole position, no escribas una parrafada; porque, mientras tú escribes, otro se te cuela por debajo.

5 Erbilyos, día

Se me ocurre una idea. ¿Por qué no abrís un concurso de aforismos? Aforismos con "marca registrada", quiero decir. Ahí va uno: "El que busca conocimiento pasa por entre los hombres como por entre animales." Nietzsche, el que daba patadas en la espinilla a Hegel. "Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos." François de la Rochefoucauld, experto en vanidades. En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar." Emil Cioran, humorista involuntario.

6 Lugoma, día

De Primo Levi sólo me he leído "La Tregua". La leí después de haber visto la película de igual nombre que protagonizaba John Turturro, una de esas películas excepcionales pero que sorprendentemente pasó sin pena ni gloria. Muy recomendable si es que se puede encontrar en dvd. Me hice con los otros dos libros de su trilogía y la crudeza con la que describe los campos de concentración nazis, hizo que no pudiera pasar de los primeros capítulos. A pesar de todo, y como la prosa de Primo Levi debiera ser accesible incluso a los damnificados por la LOGSE-LOE, considero que, o en su totalidad o en parte, la trilogía debiera ser de obligada lectura en secundaria, y también, claro, para tanto revisionista de pacotilla como aparece por el "internete". Resumiendo, que me enrrollo: La "Tregua", tanto el libro como la película, son excepcionales y merecen muchísimo la pena. Un abrazote.

7 Erbilyos, día

Lugoma, he visto la película, y aprovecho para decir que hay otra película basada en la obra de Levi. Se titula La zona gris, y es muy dura. Yo leí a Levi para conocer el tema de primera mano. Después lo releí para combatir la depresión; leer sobre el sufrimiento con mayúsculas me ayudaba a relativizar el mío. Sin embargo, aquello me hizo más misántropo y más pesimista de lo que era. Luego ves que la gente prefiere leer "El niño con el pijama de rayas" (una chorradita sentimental) y no te extraña que luego comparen eso con la franja de Gaza. Alguien me regaló el libro de Boyne por Navidad, y luego le comenté que la historia era una tontería sentimental, le recomendé la lectura de Primo Levi, y me contestó: "Ay, no, no creo que lo pudiera soportar".

8 Lugoma, día

Erbilyos, se agradece la referencia de esta película que no conocía en absoluto. ¿Buena, mala, regular?. La trilogía de Levi no es muy recomendable, creo, cuando uno está en horas bajas, pero desde luego trasciende el hecho histórico del nazismo y nos mete de cabeza en lo peor del ser humano. Por cierto, que me ha pasado como a ti, y he pensado en el famoo "niño del pijama de rayas" que todavía se encuentra por todos lados. Cuando adquirí los tres libros me costó en aquel momento esperar meses en conseguirlos ya que estaban agotados desde hacía tiempo. Parece que vivimos en una sociedad donde nos conformamos con sucedáneos en lugar de apreciar el mejor "chocolate". Un abrazote Aunque desgarradoras, sigo creyendo que cuando la cabeza está pelín trastornada por las hormonas juveniles, estos "bocados de realidad" son imprescindibles para no olvidar y para ver las dos caras de la moneda.

9 alterego, día

Bueno, ¿y para cuando volvéis a poner el programa en la tele? Algunos echamos de menos ver a "la Carbo" (Mario y Víctor me dan bastante igual).

10 Justivir, día

Creí entender que los responsables del programa invitaban a la afición a hacer constar aquí algunos de los finales que más le hubieran marcado, impresionado, gustado o dado motivo de reflexión. Pues venga, ahí va uno: “Contempló el enorme rostro. Le había costado cuarenta años saber qué clase de sonrisa era aquella oculta bajo el bigote negro. ¡Qué cruel e inútil incomprensión! ¡Qué tozudez la suya exiliándose a sí mismo de aquel corazón amante! Dos lágrimas, perfumadas de ginebra, le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano.” Aunque alguien haya podido pensar que estaba transcribiendo las reflexiones, mientras se mira al espejo por la mañana, del autor del “editorial de los doce periódicos del Oasis”, en realidad me he limitado a copiar el desalentador final de “1984”, de George Orwell.

11 Erbilyos, día

Dos codas magistrales: "Se cierne ahora sobre el mundo una época implacable. Nosotros los forjamos, nosotros que ya somos su víctima. ¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno. Miro mi cara en el espejo para saber quién soy, para saber cómo me portaré dentro de unas horas, cuando me enfrente con el fin. Mi carne puede tener miedo; yo, no." JLB: Deutsches Requiem ––––––––––––––––––– "Unos golpes ligeros en los cristales le hicieron volverse hacia la ventana. Había empezado a nevar otra vez. Soñoliento, contempló los copos, plateados y oscuros, cayendo oblicuamente contra los faroles. Había llegado la hora de ponerse en camino hacia el oeste. Sí, los periódicos tenían razón: nevaba en toda Irlanda. Caía nieve por todas partes en la oscura llanura central, sobre las colinas sin árboles, caía suavemente sobre el pantano cenagoso de Allen y más hacia el oeste, caía para unirse a las olas de las sombrías y rebeldes aguas del río Shannon. Caía también sobre el desolado cementerio de la colina donde estaba enterrado Michael Furey. Se posaba, espesa, sobre las cruces y lápidas torcidas, sobre los barrotes de la cancela, sobre los yermos espinos. Su alma se fue desvaneciendo poco a poco mientras oía el ruido de la nieve cayendo levemente sobre el universo y cayendo levemente también, como el descenso de su final postrero, sobre los vivos y sobre los muertos." J. Joyce: "Los muertos".

12 Erbilyos, día

Otra coda: "En cuanto salió, recuperé la calma. Me sentía agotado y me arrojé sobre el camastro. Creo que dormí porque me desperté con las estrellas sobre el rostro. Los ruidos del campo subían hasta mí. Olores a noche, a tierra y a sal me refrescaban las sienes. La maravillosa paz de este verano adormecido penetraba en mí como una marea. En ese momento y en el límite de la noche, aullaron las sirenas. Anunciaban partidas hacia un mundo que ahora me era para siempre indiferente. Por primera vez desde hacía mucho tiempo pensé en mamá. Me pareció que comprendía por qué, al final de su vida, había tenido un «novio», por qué había jugado a comenzar otra vez. Allá, allá también, en torno de ese asilo en el que las vidas se extinguían, la noche era como una tregua melancólica. Tan cerca de la muerte, mamá debía de sentirse allí liberada y pronta para revivir todo. Nadie, nadie tenía derecho de llorar por ella. Y yo también me sentía pronto a revivir todo. Como si esta tremenda cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, delante de esta noche cargada de presagios y de estrellas, me abría por primera vez a la tierna indiferencia del mundo. Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraternal, en fin, comprendía que había sido feliz y que lo era todavía. Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, me quedaba esperar que el día de mi ejecución haya muchos espectadores y que me reciban con gritos de odio." A. Camus: El extranjero.

13 Erbilyos, día

Qué animado está esto. Parece una avenida de Pyongyang. Tengo otros dos finales de esos que se quedan en la memoria: "Inmerso aún en su sueño, Ryuji apuró el té tibio. Sabía amargo. La gloria, como todo el mundo sabe, tiene un sabor amargo." Yukio Mishima: El marino que perdió la gracia del mar. "Abrió, entró y reconoció a la Regenta desmayada. Celedonio sintió un deseo miserable, una perversión de la perversión de su lascivia: y por gozar un placer extraño, o por probar si lo gozaba, inclinó el rostro asqueroso sobre el de la Regenta y le besó los labios. Ana volvió a la vida rasgando las nieblas de un delirio que le causaba náuseas. Había creído sentir sobre la boca el vientre viscoso y frío de un sapo." Leopoldo Alas: La Regenta.

14 Lugoma, día

Uno de mis finales favoritos: “Hay grandeza en esta visión de la vida, con sus múltiples poderes que, habiendo sido originalmente insuflada en pocas o tal vez solo una forma, mientras el planeta ha dado vueltas de acuerdo con las leyes de la gravedad, de un comienzo tan humilde han evolucionado infinidad de formas cada vez más bellas y maravillosas. Charles Darwin (El origen de las especies) PD: No conocía y me ha impresionado el final de "Los muertos" de Joyce.

15 vikinga, día

Ahora con los finales, espero que después vengan párrafos o fragmentos "intermedios" para volvernos locos revisando nuestros libros. Tendríamos que haber hecho como Mario que los subraya. "La nodriza se alza de puntillas, y con la mano pequeña, huesuda y de piel amarillenta, dibuja sobre la frente del anciano la señal de la cruz. Se dan un beso. Es un beso extraño, breve y peculiar: si alguien lo observara, seguramente sonreiría. Pero como cada beso humano, es también una respuesta - a su manera distorsionada y tierna- a una pregunta que no se puede formular con palabras". El último encuentro, Sandor Márai. "...lo último...que mis ojos vieron, antes de que la noche implacable los cegara y me arrastrase, pobre monstruo de Bomarzo, pobre monstruo pequeño, ansioso de amor y de gloria, pobre hombre triste, hacia el bosque de los verdaderos monstruos y de la postrera, invencible, apaciguadora luz". Bomarzo, Manuel Mujica Lainez

16 Erbilyos, día

Buenos finales, Vikinga. Tengo alguno más para añadir a la lista. Éste siempre fue uno de mis favoritos, desde la lejana adolescencia: ...Y entonces nos precipitamos en brazos de la catarata, en la que se abrió un abismo para recibirnos. Pero he aquí que surgió en nuestra senda una figura humana amortajada, de proporciones mucho más grandes que las de ningún habitante de la tierra. Y el tinte de la piel de la figura tenía la perfecta blancura de la nieve." E. A. Poe: La narración de Arthur Gordon Pym. –––––––––––––––––––––––––––– Este también tiene su majestuosidad: "Yo levanté la cabeza. El mar estaba cubierto por una densa faja de nubes negras, y la tranquila corriente que llevaba a los últimos confines de la tierra fluía sombríamente bajo el cielo cubierto... Parecía conducir directamente al corazón de las inmensas tinieblas." J. Conrad: El corazón de las tinieblas.

17 Erbilyos, día

Y... uno de los finales más brutales que se recuerdan (transcribo el último fragmento del relato del protagonista): "Entonces sí que ya no había solución. Me abalancé sobre ella y la sujeté. Forcejeó, se escurrió... Momento hubo en que llegó a tenerme cogido por el cuello. Gritaba como una condenada. Luchamos; fue la lucha más tremenda que usted se puede imaginar. Rugíamos como bestias, la baba nos asomaba a la boca... En una de las vueltas vi a mi mujer, blanca como una muerta, parada a la puerta sin atreverse a entrar. Traía un candil en la mano, el candil a cuya luz pude ver la cara de mi madre, morada como un hábito de nazareno... Seguíamos luchando; llegué a tener las vestiduras rasgadas, el pecho al aire. La condenada tenía más fuerzas que un demonio. Tuve que usar de toda mi hombría para tenerla quieta. Quince veces que la sujetara, quince veces que se me había de escurrir. Me arañaba, me daba patadas y puñetazos, me mordía. Hubo un momento en que con la boca me cazó un pezón -el izquierdo- y me lo arrancó de cuajo. Fue el momento mismo en que pude clavarle la hoja en la garganta... La sangre corría como desbocada y me golpeó la cara. Estaba caliente como un vientre y sabía lo mismo que la sangre de los corderos. La solté y salí huyendo. Choqué con mi mujer a la salida; se le apagó el candil. Cogí el campo y corrí, corrí sin descanso, durante horas enteras. El campo estaba fresco y una sensación como de alivio me corrió las venas. Podía respirar..." C. J. Cela: La familia de Pascual Duarte.

18 vikinga, día

Jo, si que es brutal, tengo la piel de gallina, su madre, el pezón....aaaayyyy!

19 matmat, día

Mi primer final “¿Cuántos sois?... ¿Mil?... ¡Os reconozco, mis viejos enemigos!... ¡La Mentira!... ¡Toma! ¡Toma!...¡Ah, los Compromisos... los Prejuicios... las Cobardías!... ¿Que pacte?... ¡Eso nunca!... ¿me oís bien? ¡Nunca! ¡Ah, por fin te veo, Estupidez!... De sobra sé que al final me tumbaréis, mas no me importa: ¡lucho, lucho, lucho!. ¡Sí, vosotros me arrancáis todo, el laurel y la rosa¡ ¡Arrancadlos! ¡Hay una cosa que no me quitaréis!... ¡Esta noche, cuando entre en el cielo, mi saludo barrerá el suelo azul, y, mal que os pese, conmigo irá una cosa sin manchas ni arrugas... y esa cosa es... mi orgullo!” (Edmond Rostand “Cyrano de Bergerac”)

20 Justivir, día

Añado otros dos finales. Verán ustedes cómo se parecen: I “Montag sintió el leve cosquilleo de las palabras, su lenta ebullición. Y cuando le llegara el turno, ¿qué podría decir, qué podría ofrecer en un día como aquél, para hacer el viaje algo más sencillo? Hay tiempo para todo. Sí. Una época para derrumbarse, una época para construir. Sí. Una hora para guardar silencio y otra para hablar. Sí, todo. Pero, algo más. ¿Qué más? Algo, algo… Y, a cada lado del río, había un árbol de la vida, con doce clases distintas de frutas, y cada mes entregaban su cosecha; y las hojas de los árboles servían para curar a las naciones. Sí -pensó Montag-, eso es lo que guardaré para mediodía. Para mediodía… Cuando alcancemos la ciudad.” Fahrenheit 451 Ray Bradbury II El ángel me mostró un río limpio de agua de vida, transparente como cristal, que manaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos al año, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol sirven para sanar a las naciones. Ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tendrán necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apocalipsis de San Juan