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Guerra abierta en MotoGP

El Gran Premio de Holanda ha servido para que los pilotos de la categoría reina que optan al título dejen las formalidades aparcadas y empiecen una guerra sin cuartel que no hace sino que animar aún más el Mundial.

La guerra más directa es sin duda la abierta entre Valentino Rossi y Marc Márquez que se disputaron, como otros muchos en otros tiempos, la carrera en la última chicane de Assen. Una maniobra que enfadó al de Honda acostumbrado a ser él el que desconcierta con sus adelantamientos a sus rivales y que da alas a Valentino en la general por el título. Márquez debe ser consciente de que Rossi no es cualquier piloto, es perro viejo y todavía mantiene la misma ambición que puede llegar a tener Márquez, incluso a Valentino el tiempo le apremia porque le quedan pocos años en la élite y todavía mucho que conseguir, entre ello el décimo título mundial.

Entiendo el enfado de Márquez ya que le han dado de la misma medicina que él usa con los demás y pese a las quejas y las revisiones de las imágenes frente a los comisarios, los antecedentes de ambos pilotos deja lo sucedido en la última curva como un mero incidente de carrera.

Pero todavía podemos añadir un tercer actor en esta batalla, Jorge Lorenzo. La racha de cuatro victorias consecutiva se ha roto en Holanda no sin falta de polémica con su compañero de equipo. El mallorquín tuvo quejas durante todo el fin de semana debido a los neumáticos elegidos por Yamaha para la carrera, distintos a los de otros años y que según Lorenzo favorecía más a la conducción de Rossi que al modo de pilotaje de Jorge. Así y ante los pocos puntos que separan a los dos hombres de Yamaha, la fábrica del triple diapasón deberá gestionar la rivalidad y las preferencias de cada uno de sus pilotos sin que ello reste demasiados puntos como para que Márquez pueda acercarse a las motos azules.

Una guerra a tres que no ha hecho más que empezar cuando el campeonato ni siquiera ha llegado a su ecuador.

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