En las elecciones vascas del domingo no ha habido sorpresas. La coalición PNV-EA sigue como fuerza hegemónica con 29 escaños, le sigue el PSOE, que no ha alcanzado la marca del PP en 2001 a pesar de tenerlo todo a favor y de lo exultante que se mostraba ayer su candidato, Patxi López, el mismo que durante toda la campaña ocultó su apellido -de origen castellano- a los potenciales votantes. El Partido Popular de Maria San Gil con más de 200.000 votos es la tercera fuerza política y, a cinco puntos de distancia, el PCTV, franquicia bajo la que ETA se ha presentado a los comicios. Izquierda Unida y Aralar han quedado como lo que son: meros comparsas que harán lo posible por ponerse al servicio de Ibarretxe. Madrazo le ha cogido gusto al coche oficial y es de suponer que no quiera cambiar de chófer, si en la Sabin Etxea le dejan, claro.

En definitiva, nada que no supiésemos desde que, hace unos días, Zapatero se fumase un puro con la Ley de Partidos. Con seis partidos en la cámara de Vitoria, el cambalache político se promete nauseabundo. Se admiten apuestas.