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Erdogan tiene razón: son el futuro de Europa

Como Vds. saben, el presidente turco, Erdogan, está inmerso en una campaña para cambiar la Constitución con el fin de perpetuarse en su cargo y asumir poderes casi plenos. La democracia en Turquía está en abierta involución desde el extrañísimo golpe de estado, probablemente un autogolpe, del pasado año. En palabras de un directivo de una asociación de prensa, "Turquía es hoy la mayor cárcel de periodistas del mundo".

A pesar de los intentos de conciliación que las autoridades europeas habían venido realizando en los meses anteriores, Erdogan no ha dudado en tensar la cuerda, llevando la campaña de su referéndum constitucional a suelo de la Unión Europea, para movilizar el voto de los emigrantes turcos. Y fruto de esa estrategia de la tensión ha sido la prohibición en distintos lugares de Alemania, de Austria y de Holanda de los mítines que ministros turcos pretendían celebrar. En el caso holandés, la tensión ha colocado a ambos países al borde de la ruptura diplomática.

Esta semana, Turquía elevaba aun más el tono. Un ministro de Erdogan anunciaba que "pronto volverán las guerras de religión a suelo europeo" y otro ministro amenazaba ayer con enviar 15.000 refugiados más al mes hacia Europa.

Pero el propio Erdogan dijo ayer algo sobre lo que merece la pena reflexionar. Dirigiéndose a los emigrantes turcos residentes en la Unión Europea, Erdogan soltó la siguiente exhortación: "Sois el futuro de Europa. Tened cinco hijos, no tres". Erdogan actualizaba así el vaticinio que ya hiciera el presidente argelino Bumedian hace más de 40 años: "Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres".

Y hay que reconocer que, en eso, Erdogan tiene razón. Los hechos y la lógica democrática están de su lado.

Los hechos: mientras Occidente se sumerge en una batalla contra su propia identidad cultural, pretendiendo acabar con todo vestigio de su herencia cristiana, el mundo islámico no tiene, en general, ninguna intención de renunciar a su cultura, ni a su religión. Y en Europa no para de crecer, tanto por la natalidad como por la inmigración, el número de musulmanes. Concretamente, los musulmanes representan ya algo más del 6% de la población y esa proporción aumenta de manera constante, a razón de un 1% por década. El país con un porcentaje mayor es Francia, donde el 7,5% de la población es musulmana: casi 5 millones de personas. A los más de 20 millones de musulmanes que son ciudadanos europeos de pleno derecho hay que sumar otros 13 millones de inmigrantes musulmanes actualmente en suelo de la Unión. La edad media de los musulmanes europeos es de 32 años, frente a los 40 años del conjunto de la población y frente a los 42 años de las personas que se definen a sí mismas como cristianas. La tasa de fertilidad de las familias musulmanas en Europa es de 2,2 hijos por mujer, frente a los 1,5 hijos por mujer de las familias no musulmanas.

Hasta ahí los hechos. Veamos ahora la lógica democrática: nos guste o no, en democracia los gobiernos, las leyes, las constituciones y los derechos consagrados en las mismas dependen del voto popular. Y cualquier grupo de población tiene una influencia que depende de dos cosas: de su número y de su voluntad de imponer aquella visión del mundo que le diferencia del resto de la población. La población cristiana de Europa representa una enorme (aunque decreciente) mayoría, pero hace tiempo que renunció a imponer a nadie su visión del mundo; de hecho, parece renegar de ella. La creciente minoría musulmana, por el contrario, es mucho más militante, por lo que resulta inevitable que vaya ganando influencia electoral año tras año.

Y no es necesario esperar a que los musulmanes sean mayoría en un país europeo. Basta con que sean suficientemente influyentes como para decidir a quién se otorga o a quién se quita una mayoría parlamentaria. Poco a poco, la política europea irá modificando su visión, para adaptarla a la de la cada vez más influyente minoría musulmana.

No estoy haciendo una valoración. Intento simplemente señalar que Erdogan tiene razón en lo que dice: la demografía dicta la evolución política de los estados democráticos.

La vieja Europa está cansada. Así que es normal que su futuro esté en manos de quienes demuestran no estar tan cansados como la vieja Europa.

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