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Errar es de Clippers

La semana pasada, el dueño de los Clippers de Los Ángeles, el inefable Mr. Don Sterling, decidió –contra el consejo mayoritario de sus ejecutivos y asesores técnicos– formalizar la opción de renovación del técnico jefe del club, Vinny Del Negro, para la temporada 2012-2013. El argumento esgrimido por El Don fue que "no hay ningún entrenador mejor que Del Negro en el mercado ahora mismo".  Aseveración muy discutible pero también muy respetable.

Vaya por delante que conozco a Vinny Del Negro desde su época como jugador en el baloncesto italiano. Se trata por encima de todo de un hombre bueno, en el sentido machadiano de la palabra "bueno". Y esa bonhomía, unida a su personalidad nada contestataria y desde luego nada proclive a la confrontación –sobre todo con sus mandos y en particular con el señor Sterling– le hace ser un tipo muy querido por la propiedad del club. Mister Sterling dijo no hace mucho que Vinny era su entrenador favorito de todos los tiempos, lo cual no es precisamente un gran elogio viniendo de quien viene y siendo los Clippers el club que son.

Lo cierto es que el manager general del club, Mr. Neil Olshey, el hombre que orquestó el traspaso de Chris Paul a los Clippers –aunque bien es verdad que la liga le dio las partituras y la batuta para que mejorara la orquestación– estuvo hablando con varios entrenadores, activos e inactivos, para sustituir a Del Negro en el banquillo. Lo hizo, sobre todo, una vez que los Spurs de San Antonio nos dejaron a todos muy claro que el equipo está todavía lejos de ser aspirante al título de campeón de la NBA. Al menos con Vinny en el banquillo.

Ciertamente, el señor Olshey hizo una buena prospección del mercado de entrenadores. Tanteó, que se sepa, a Brian Shaw, a Jerry Sloan y a Nate McMillan. Hay quien asegura que hizo también una aproximación al agente de Phil Jackson, Mr. Todd Musberger. Pero eso no está debidamente probado y personalmente me parece un poco ciencia ficción.

Lo cierto es que al final la gran afinidad que Mr. Sterling siente por su entrenador, unida al hecho claro de que los técnicos de la NBA no se entusiasman, por así decirlo, con las ofertas de trabajo procedentes de los Clippers –dado, claro, el singular historial del club– Vinny Del Negro se ha quedado en su puesto casi por eliminación de todos los demás.

Eso sí, Mr. Olshey, seguramente ofendido por la enésima desatención de su propietario, se está dejando querer por los Trail Blazers de Portland, un club cuyo dueño, Mr. Paul Allen, tiene un gran poder económico y que está buscando precisamente un general manager experto que les ayude en el proceso de reconstrucción del equipo.

La cuestión es que Vinny Del Negro me parecía un buen entrenador para los Clippers de antaño. Pero tengo muchas, muchísimas, dudas de que sea el entrenador ideal para los Clippers de hogaño, y mucho más para que lo sea de los Clippers del futuro a corto plazo. Al bueno de Vinny se le fichó, y así se lo hicieron saber claramente cuando le contrataron, con la idea de que hiciera crecer al equipo alrededor del sensacional alero Blake Griffin.

Pero todo cambió cuando el comisionado Stern invalidó el ya célebre acuerdo entre los Lakers y los Rockets de Houston, que habría enviado al sensacional base Chris Paul al todavía primer equipo de la ciudad de Los Ángeles. Una vez anulada la transacción por el propio Stern, actuando como propietario del Nueva Orleans, la dirección del viento cambió ostensiblemente hacia el lado de los Clippers. La NBA favoreció el traspaso del exbase de los Hornets a los Clippers y éstos, de la noche a la mañana, dejaron de ser un equipo en obras para pasar a ser un equipo con fundadas aspiraciones al título.

No hace falta que le explique al amigo lector la gran diferencia que hay entre dirigir un equipo de nivel medio-bajo que aspira a ganar 30 partidos en toda la temporada y a que su joven figura se vaya curtiendo en las canchas de la Liga a hacerlo con un equipo de la elite de la NBA que aspira a todo.

En esas alturas, uno no sólo pelea contra jugadores rivales de nivel estelar sino que la inmensa mayoría de los entrenadores estudian, analizan y desmenuzan al rival antes de los partidos. Además, casi todos ellos poseen una gran capacidad de improvisación para responder a las diferentes estrategias que le presenta el técnico del equipo rival durante los partidos.

Sin embargo, Mister Del Negro ha demostrado durante toda la temporada, y particularmente en tiempo de playoffs, que todavía no ha alcanzado ese nivel. Algún columnista muy vitriólico, que los hay entre todos los que siguen al equipo por esas canchas de Dios, habitualmente ha denominado el ataque de los Clippers como "el ataque, buena suerte chicos".

Y, aunque semejante adjetivo resulta un poco cruel, me parece que no le falta razón al colega. Los Clippers han presentado una severa falta de disciplina táctica en el campo esta temporada, algo que se hizo todavía mucho más evidente en los playoffs. El problema añadido es que estas carencias tácticas son letales para los jugadores importantes: minimizan el inconmensurable talento de Paul, por un lado, y ralentizan el progreso de Griffin por otro.

Vinny Del Negro ha dirigido a estos Clippers de un modo muy predecible durante toda la temporada. Y, particularmente, durante las eliminatorias de postemporada; una época en la que toda preparación táctica resulta insuficiente. En la serie ante los Spurs de San Antonio, el hombre fue claramente sobrepasado por su colega Gregg Popovich. Sin paliativos. Y es que no puedes enfrentarte a estos maravillosos y disciplinados Spurs de hoy con un baloncesto tan desestructurado y con una falta de reacción desde el banquillo tan evidente. Esa especie de orquesta de un solo hombre que Del Negro ha pretendido jugar con Chris Paul jamás puede funcionar a un nivel competitivo tan alto. Menos aún frente a los Spurs de Popovich.

Así que, una vez confirmada la continuidad del bueno de Vinny, y como soñar es gratis, me conformo con imaginar qué cosas podrían haber hecho con un simple y sencillo pick and roll los Clippers del año que viene con el maestro Jerry Sloan en el banquillo. Donde estaba Stockton estaría ahora Paul y donde estaba Karl Malone estaría ahora Blake Griffin.

En fin, tampoco estas cosas nos pueden sorprender mucho. No hay que olvidar que estamos hablando de los Clippers. Y la palabra "error" y el nombre "Clippers" casi siempre suelen ir juntos en la misma frase.

 

Miguel Ángel Paniagua (publicado en GIGANTES)

Miguel Ángel Paniagua en Twitter: @pantxopaniagua

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comentarios
1 Pablo, día

Paniagua es un auténtico fenómeno, siempre lo escucho en la primera hora de Tiempo de Juego. Ojalá escriba más a menudo en este espacio.