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Fórmula 1

Treinta años del día más triste de la F1

Lucía Pieto, especialista en motor de Libertad Digital, recuerda la figura de Ayrton Senna, en el treinta aniversario de su muerte.

Lucía Pieto, especialista en motor de Libertad Digital, recuerda la figura de Ayrton Senna, en el treinta aniversario de su muerte.

Este primero de mayo se cumplen treinta años de la muerte de Ayrton Senna en Ímola. Tres décadas de un accidente que dio la vuelta al mundo, rodeado de misticismo y que dejó a la Fórmula 1 huérfana de uno de los mayores genios del automovilismo.

Su carácter, su sonrisa, su pilotaje, pero también su lado más introvertido construyeron al personaje de Ayrton Senna que aún sigue vivo en nuestra memoria.

Aquel día, el tres veces campeón del mundo, estuvo a punto de no correr, la muerte de un piloto el día anterior, Roland Ratzenberger, dejó a Senna una mala sensación que se materializó solo siete vueltas después de que se apagara el semáforo rojo en Ímola.

Una cuerva hecha mil veces, un coche mil veces acelerado que falló, se rompió, haciendo que el piloto brasileño impactara a más de 200 kilómetros por hora contra el muro de la curva de Tamburello. La muerte, a sus 34 años, la causó el impacto contra el cráneo de la barra de dirección, que hizo diana y provocó la muerte del deportista casi en el acto.

Aquella carrera no se suspendió, pese a la trágica noticia, algo impensable hoy día, y la ganó Michael Schumacher, que aquel año ganaría el primero de sus siete Mundiales de F1.

Sin HANS, sin halo, antes, se pilotaba a pelo, al descubierto y se perdieron muchas vidas en el camino. Desde entonces, accidentes como el de Senna, que cada aficionado al motor tiene grabado en la retina, han permitido que la Fórmula1 haya implementado las medidas de seguridad en los coches y en la pista, convirtiéndose en uno de los deportes automovilísticos más seguros del mundo.

Pese a ello, el riesgo siempre acecha y la seguridad total no existe. Hace diez años la Fórmula1 tenía que lamentar la muerte del piloto francés Jules Bianchi en el Gp de Japón cuando su monoplaza chocaba de frente contra una grúa que retiraba en ese momento el coche de Adrian Sutil.

El aniversario de la muerte de Ayrton Senna también nos lleva a la reflexión, a la inevitable comparación de las carreras de antes y las de ahora. Una carreras con coches en paralelo sacando los codos por la posición, con pilotos con el pie a fondo todo el tiempo que les permitía el coche, sin saber que era eso, que ahora tanto se practica, que es la gestión. La gestión de los neumáticos, la gestión del la energía, de los motores, la maldita gestión que hace que, a veces la F1 tenga la misma tensión que una etapa llana de ciclismo. Porque la gestión debería ser la antítesis de la velocidad pura y la más avanzada tecnología de automoción. Porque la F1 es un deporte de velocidad, de acelerar a ver quien llega primero, quien corre más y quien corre mejor.

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