
Zapatero quiere ganar el mercado de EEUU después de sembrar demagogia antiamericana
El próximo presidente tiene en la cabeza un Plan EEUU (*) para impulsar la presencia de empresas y productos españoles en Estados Unidos, según cuenta Expansión este lunes. La idea, al parecer, coincide con la visión de Aznar, quien habría llegado a concebir el desarrollo de un plan específico, similar al que lanzó en 2000 para incrementar las inversiones españolas en China y demás mercados del sureste asiático. La larga precampaña electoral dejó en suspenso la nueva iniciativa, explica el mismo diario. La transacción de España y los USA sigue siendo irrelevante. La inversión de compañías españolas en la primera economía mundial representa apenas un 0,4% de la inversión extranjera total en EEUU. Como referencias, sirvan Francia, cuyas inversiones suponen el 11% del total; Reino Unido (16,5%), Alemania (11,5%), Suiza (9,5%) o Japón (12%). El Plan EEUU perseguirá, además, incrementar los intercambios comerciales, hoy escasos, para sorpresa de los representantes oficiales de EEUU, que "no entienden cómo los españoles tienen una presencia tan abrumadora en Latinoamérica y tan escasa en EEUU", ha dicho el consejero comercial de la Embajada en Madrid, Michael Liikala. España ocupa el puesto número 31 de los proveedores de los USA. Las ventas españolas representan el 0,5% de las importaciones del país norteamericano. Francia vende por valor de seis veces más, e Italia, por valor de cinco veces más. En el primer mercado del mundo, hay 38 millones de consumidores hispanoahablantes dispuestos a comprar productos españoles. Las oportunidades resultan, desde luego, bastante claras.
Hay, con todo, un pequeño inconveniente: el propio Zapatero. El principal obstáculo al éxito de un Plan EEUU es la inconsecuencia del próximo presidente. La demagogia antiamericana sembrada antes de ganar las elecciones puede recoger todo tipo de frutos, excepto entusiasmo y cooperación, entre las autoridades norteamericanas y gran parte de su público. Su secretario de Estado, Colin Powell, a quien Zapatero hizo esperar casi media hora antes de su reunión del pasado jueves, no será, desde luego, uno de los ávidos consumidores de aceite de oliva español. Tampoco John Kerry, de quien José Blanco dijo que criticaba la retirada de las tropas españolas de Irak para "conseguir votos", parece un cliente fácil de persuadir para que se pase a Movistar.
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