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La anécdota dice mucho del carácter del presidente del Gobierno, acostumbrado a actuar con arrogancia y sin dar explicaciones sobre nada que se le pregunte.

Tras años abusando de él, Sánchez bromea sobre el Falcon con Wyoming: "Si gano te invito"

La anécdota dice mucho del carácter del presidente del Gobierno, acostumbrado a actuar con arrogancia y sin dar explicaciones sobre nada que se le pregunte.

La pasada noche, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó El Intermedio, donde el Gran Wyoming lo sometió a una entrevista distendida en la que el objetivo no declarado fue revertir la imagen antipática que el presidente proyecta hacia gran parte del electorado. Uno de los momentos más comentados en redes sociales ha sido la promesa que le hizo al presentador de que si ganaba las elecciones le invitaría a "dar una vuelta en el Falcon".

Entre los rasgos que han caracterizado estos años de sanchismo está el uso continuado de la mentira —ahora definida como "cambio de opinión política", como le dijo a Carlos Alsina en su entrevista del lunes—, el uso y abuso de todos los recursos del Estado en beneficio propio —desde la Fiscalía General al CIS — y el no dar nunca explicaciones, actuando con una opacidad incompatible con una democracia liberal y batiendo récords en falta de transparencia.

Dentro de los asuntos sobre los que reiteradamente se ha negado a informar es sobre el abuso en la utilización del Falcon para usos particulares o de partido. Siempre con la excusa de algún acto de Gobierno que justificaría montarse en el Falcon, con o sin gafas de sol.

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Pedro Sánchez a lo Kennedy en con gafas de sol en el Falcon

De hecho, entre esas primeras denegaciones al Consejo de Transparencia figura la información sobre la utilización del Falcon para desplazarse con su mujer, Begoña Gómez, al FIB de Benicasim el 20 de julio de 2018 —semanas después de llegar a Moncloa— para ver al grupo The Killers, alegando que "los viajes del presidente del Gobierno son materia clasificada"… aunque estos sean a un festival de música a ver a su grupo favorito y que no figurase en la agenda pública del presidente, algo que fue calificado por el PP como "vergüenza nacional" y a lo que Moncloa respondió con muchos aspavientos e indignación.

Además, durante toda la legislatura ha utilizado el Falcon —y el Super Puma— de forma continuada para asistir a actos de partido. Para darle el carácter de oficial, se programaba un poco antes un acto de Gobierno, y así cubría el expediente. El Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG) ha reprochado en varias ocasiones la utilización del Falcon para ir a actos del PSOE y, ante la negativa a informar, ha dejado claro que "los gastos de viajes de los miembros del Gobierno constituyen información de carácter económico y se nutren de partidas presupuestarias establecidas en los presupuestos generales del Estado. Es, pues, dinero público y su manejo y destino debe ser conocido por la ciudadanía".

Los Falcon de Sánchez han hecho 3.132 vuelos en dos años, o lo que es lo mismo, una media de cuatro trayectos al día. En solo tres años como líder del Ejecutivo, Sánchez ha viajado más en Falcon dentro de España que Rajoy o Aznar durante sus respectivos mandatos. Eso son muchos millones de euros consumidos en combustible y miles de toneladas de óxido de carbono emitidos en un presidente que acelera la Agenda 2030 imponiendo todo tipo de restricciones a los españoles pero que, en ningún caso, se aplica el cuento a sí mismo.

De bromas con Wyoming

Pero Sánchez en vez de obviar el tema, sube la apuesta. Por ello no le importa intercambiar chascarrillos, bromas y risotadas con el Gran Wyoming en ese tour que ha emprendido de cara a intentar remontar los resultados que todas las encuestas —salvo su CIS— prevén de cara a las próximas elecciones generales del 23 de julio.

Después de abusar durante cuatro años de un avión que se paga con dinero público, de negarse a informar a las sucesivas preguntas a través del portal de Transparencia, Sánchez acaba prometiendo a Wyoming que si gana le invita a volar en el Falcon. Está por ver si un comportamiento tan desahogado le da réditos electorales o incrementa la ola antisanchista que prevén las encuestas y que tuvo su primer capítulo en los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo.

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