No sabemos si Leire Pajín y su viaje en el Airbus del presidente ha sido el preludio de la "haitización" de la política exterior española, o es que ZP, muy cuco para eso de la propaganda, trata de enmendarse a si mismo tras la espantada de Irak. El hecho es que los soldados españoles no sólo irán a Afganistán sino también a la mísera república caribeña que tanto gusta a los mandarines del nuevo Ejecutivo.

La noticia sin embargo es doble, nuestros militares se deplazarán hasta Haití pero no solos, llevarán de la manita a un contingente marroquí. Si, marroquí, de la misma nacionalidad de los que hace dos veranos tuvieron la cortesía de invadir territorio español por la cara. Entonces el Ejército, interpretando el papel que le otorga la Constitución, tuvo que intervenir desalojando a los intrusos, con muy buenos modos por cierto. Hoy quizá un pulso semejante tendría un final menos feliz. Entretanto, entre un pulso y otro, nuestro Gobierno ha escenificado cuál es nuestro lugar en el mundo y cuáles son nuestros aliados. De Washington a Rabat, de Perejil a Haití. Casi nada.