Acabamos de regresar de Badajoz, donde presenté ayer la gala de los Premios de la Música (por cierto, no te dije que al final no se retransmitió en directo, la emiten esta noche por la Segunda Cadena). Tú ya estás con tus reuniones y yo aprovecho para subir este texto a Libertad Digital.

Me gusta tu reflexión sobre las relaciones con la prensa. Warhol acierta al descubrir que una frase inoportuna o dicha a destiempo puede traer más de un quebradero de cabeza. Pero en el fondo da igual, porque normalmente la frase ni siquiera está formulada por el famoso de la misma forma que luego es publicada por el periodista. Titulares fuera de contexto, omisiones que llevan a engaño... ¡habría que estar todo el día puntualizando! Por eso prefiero las entrevistas que no pueden ser editadas, como las televisivas o radiofónicas. Sólo ahí se te puede hacer dueño de tus palabras sin incurrir en error. Como muestra, nuestra entrevista en esta plataforma de televisión, donde por fin conociste a Federico.

Reconozco que no me disgusta el trato que tengo con la prensa del corazón. De hecho, desde el principio de los tiempos, desde los Pegamoides casi prehistóricos, nos trataban mejor en la prensa rosa que en la musical. Claro que entonces la prensa del corazón todavía no había mutado del rosa al amarillo (como el título de la película de Summers). Recuerdo que ya con Fangoria fuimos de los primeros grupos en ir a promocionar un disco cantando en programas como Tómbola. Así que esta noche nos vamos a ¿Dónde estás, corazón? para no perder la costumbre.

De todas formas, tampoco lo de antes era todo de color de rosa. Ahí estaban revistas como Sal y Pimienta, de la que un día tendríamos que hacer un especial. Claro que nada comparado con las publicaciones anglosajonas. Te dejo una portada del mítico National Enquirer y las fotos de la ficha policial de algunos famosos, una de sus secciones favoritas. Cuando entrevisté a John Waters hablamos de todo esto, nos reíamos pensando lo divertido que debe ser hacer una revista de esas donde se anuncia en portada que un extraterrestre ha secuestrado a Suri Cruise. El peligro está en mezclar verdad y ficción, en publicar noticias verídicas aderezadas con dosis de invención bien o mal intencionada. También recuerdo que le conté a Waters cómo era Tómbola, entonces el único programa con ese formato de una fila de periodistas entrevistando a una fila de famosísimos, famosines y famocetes. Me dijo : Eso suena increíble, es como si me hubiera muerto y al abrir los ojos en el cielo me encontrara viendo ese programa. ¡Ay!, lo que es compartir un mismo sentido del humor...