Editorial del programa Sin Complejos del domingo 14/7/2013

El 21 de junio del año 2001, la cadena americana CNN se hacía eco de una curiosa noticia publicada en los periódicos de Shanghai.

Una mujer china acudió a un bufete de abogados matrimonialistas para que presentaran una demanda de divorcio contra su marido, por adúltero. Al parecer, la mujer había estado ausente de casa durante un mes por haber ido a visitar a sus padres, y el infiel marido habría aprovechado su viaje para vivir un idilio con otra.

Lo curioso del caso es el modo en que la esposa se enteró de la traición. El matrimonio tenía en casa un estornino, una especie de pájaro capaz de imitar los sonidos tan bien como los loros. Y al volver de su viaje la mujer se encontró con que el pájaro no hacía más que repetir las palabras "divorcio", "te quiero" y "ten paciencia", lo que no podía explicarse más que porque el pájaro hubiera oído a su marido pronunciar repetidamente aquellas palabras. Además, el pájaro se volvía especialmente locuaz cuando el timbre del teléfono se ponía a sonar, lo que apuntaba a que el marido había mantenido aquellas conversaciones con su amante por teléfono.

No he podido encontrar, buceando en las hemerotecas, cómo acabó aquel caso, pero la verdad es que resulta llamativo, porque no creo que los abogados matrimonialistas se tropiecen muy a menudo con loros indiscretos como causa de divorcio. Supongo que la mujer tendría al final que recurrir a otros argumentos, porque difícilmente ningún juez admitiría como prueba el testimonio de un estornino. Aunque lo que está claro es que ese matrimonio, independientemente del valor del ave parlante como prueba, ya nunca volvería a ser el mismo. Esa relación habría muerto gracias a un pájaro indiscreto.

Hoy, el periódico El Mundo abre su portada con la serie de mensajes SMS que Mariano Rajoy habría intercambiado con su ex-tesorero Luis Bárcenas. El último de esos mensajes enviados por teléfono móvil data de enero de este mismo año, cuando ya había estallado el escándalo de las cuentas suizas de Bárcenas. En esas conversaciones, Mariano Rajoy le pide a Bárcenas que resista, que tenga paciencia y que niegue la existencia de una contabilidad B y el pago de sobresueldos.

De la misma manera que aquel pájaro chino no serviría como prueba en una demanda de divorcio, los mensajes SMS intercambiados por Rajoy y Bárcenas carecen de toda trascendencia penal: aunque los mensajes telefónicos sí se admiten como prueba en los tribunales, el texto de esos mensajes no demuestra que Rajoy cobrara sobresueldos o que el PP aceptara donaciones ilegales.

Pero lo que sí demuestran a las claras esas conversaciones es que el actual presidente del gobierno habría seguido manteniendo durante cuatro años, después de ser imputado Bárcenas en el caso Gürtel, una fluida relación con su ex-tesorero. Y que Rajoy habría estado manifestando en privado su apoyo y su respaldo a ese al que ahora desde el PP se tilda de delincuente. Y que Rajoy habría estado intentando convencer a su ex-tesorero de que no tirara de la manta.

Es decir, lejos de la imagen que el PP pretende vender, de que Rajoy sería un pobre hombre engañado por un taimado y corrupto tesorero, esos mensajes confirman que Rajoy ha seguido manteniendo con Bárcenas una relación cordial mucho tiempo después de conocerse el alcance de la trama de corrupción a la que Bárcenas estaría ligado. Mal casa ese hecho con la imagen de un presidente que tendría que estar indignado con quien, supuestamente, habría traicionado su confianza.

Como ya digo, poca trascendencia penal tendrán estos SMS, pero me temo que la relación de Rajoy con la opinión pública ya no volverá a ser la misma. Porque de esos mensajes se deduce que, o bien Rajoy conocía desde el principio la trama de corrupción interna del PP, o bien, cuando llegó a conocerla, no solo no tomó ninguna medida para denunciarla, sino que hizo lo posible para que Bárcenas no se fuera de la lengua.

En cualquiera de los dos casos, Rajoy está políticamente muerto, gracias a un pájaro que ha resultado ser más indiscreto de lo previsto.