Tras muchos años de angustia y malos resultados, en La Gran Manzana están de enhorabuena. Estos Knicks que ha diseñado Mike Woodson no corren tanto como otros años y defienden mejor. Bastante mejor. Sólo hay que ver que este año sólo han cedido tres veces en la temporada y los augurios son mejores.
Y la estrella es Carmelo Anthony. Es crucial. Muy importante pero hace poco Nueva York ganó por 20 a Miami con Anthony lesionado en un dedo. Conclusión buena para los aficionados de la gran ciudad, que ven como su equipo funciona aunque se lesione la figura.
Porque Woodson ha conseguido, incluso, que muy poca gente se acuerde de Stoudemire, lesionado e inédito desde finales del año pasado. Y quien se acuerda es para poner en duda que este equipo funcione mejor. Peor no lo va a hacer pero no existe la convicción clara de que los Knicks arrasen con Stoudemire en el campo. De hecho están en un gran momento de forma todos los jugadores que ocuparían, con mayor o menor éxito, su puesto. Sobre todo Tyson Chandler, un campeón NBA con Dallas en 2011 y un excelente jugador, cada vez mejor en el apartado defensivo.

Pero otra de las cosas que llama la atención de Nueva York es el juego de perímetro. En muchas ocasiones Ronnie Brewer, Jason Kidd y Raymond Felton, coinciden en cancha con Anthony. Esto quiere decir cuatro tipos exteriores para machacar al contario aunque a Carmelo le gusta jugar de cuatro porque cuerpo tiene para ello.
La conclusión de esa cuestión es que Nueva York no corre tanto cuando podría hacerlo. Prefiere jugar a un estilo que Woodson ha impuesto en el equipo. Posesiones con cabeza y muchos balones para tiros claros después de bloqueo como le gustaba jugar a los tradicionales Knicks, más a los de Riley que a los de Van Gundy pero el estilo “Knickerbocker” de siempre.
Con estos visos de gran temporada están los Knicks y se han garantizado ya las buenas entradas en el Madison de aquí a abril. El equipo será de play off, eso seguro y competirá varias rondas de fase final. No sé si para Final, pero sí para codearse con los Heat y los Celtics, o eso desean en la ciudad de los rascacielos. Desde 1999 no llegan a la final de la NBA y fueron abatidos por unos emergentes Spurs. En 1994 un tiro de John Starks en el último segundo del sexto partido en el Summit de Houston pudo cambiar la historia, pero los Rockets ganaron aquel encuentro y el séptimo posterior.Estos Knicks recuerdan a aquellos, incluso en algunas posiciones son mejores que aquellos. Sin tener a un Jonh Starks ni a un Charles Oakley, ni a un Derek Harper, ni a un Patrick Ewing. Incluso el actual entrenador de los Celtics, Doc Rivers estaba por allí. Pero estos Knicks tienen a Carmelo, un ídolo único en la ciudad. El auténtico guía hacia un posible anillo o ¿es muy pronto para eso?

Dani Blanco en twitter @blancopineda