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Brasil 1950
Durante la Segunda Guerra Mundial el vicepresidente italiano de la FIFA, Ottorino Barassi, escondió el trofeo en una caja de zapatos debajo de su cama y así la salvó de que cayera en manos de las tropas que ocupaban el país. El primer congreso de la FIFA se realizó el 25 de julio de 1946 en Luxemburgo. Allí se le rindió un tributo al presidente de la asociación, que durante la guerra hizo todo lo posible para mantener vivo el espíritu del fútbol. Por eso, el trofeo de los mundiales pasó a ser conocido como la Copa Jules Rimet. También en ese congreso se firmó el regreso de las asociaciones británicas que estaban ausentes desde 1929 y se le otorgó a la Confederación de Deportes Brasileña -cuyo equipo había producido un gran impacto en 1938- la responsabilidad de ser anfitrión del próximo mundial en 1950.
Las eliminatorias se volvieron una farsa con equipos clasificándose y después retirándose de la competición y otros eliminados ofreciéndose para jugar en los lugares de los que habían dejado. India se tuvo que retirar porque la FIFA no los dejó jugar descalzos como ellos querían. Así, sólo trece equipos participaron del torneo. En Brasil el fútbol se había vuelto tan popular que se decidió construir un estadio con capacidad para 220.000 personas. Los trabajos comenzaron el 2 de agosto de 1948 y el ambicioso proyecto fue tan bien construido que se terminó después del tiempo estimado. El 24 de junio de 1950 el estadio Maracaná fue oficialmente inaugurado. Aún se veía como un estadio en construcción, puesto que le faltaba la tribuna para la prensa. Tras los cuartos de final no se jugaron las semifinales, sino que se formó una mini-liga con Brasil, Suecia, España y Uruguay. En esa fase los locales vencieron a Suecia por 7-1 y a España 6-1.
Nadie dudaba de que esta cadena de triunfos seguiría contra Uruguay, que venía de empatar con España y tenía sólo tres puntos. El 16 de julio, unas 185 mil personas (extraoficialmente se dice que había más de 200.000) colmaron el Maracaná para ver lo que sería una victoria de la selección brasileña. Los locales sólo necesitaban un empate contra Uruguay para poder alzar la copa. Brasil abrió el marcador, pero no demostraba su estilo de "fútbol-samba". Los uruguayos empataron y cuando faltaban once minutos para terminar, el jugador Ghiggia anotó para la selección celeste. Brasil había perdido "su copa del mundo". Todo el país se quedó helado. Los oficiales brasileros se "olvidaron" de presentar a los uruguayos con la Copa del Mundo y dejaron a Jules Rimet ir a los vestuarios a buscar al capitán uruguayo para realizar la entrega del premio. Así, Uruguay logró su segunda Copa, mientras que los brasileños se tuvieron que conformar con una buena entrada monetaria a su país.
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