Desde 1998, el equipo de fútbol de Francia está subido en una nube. Vencedor del Mundial 1998 jugado en su tierra, los compañeros de Zinedine Zidane probaron que podían igualmente ganar en el extranjero, al imponerse, en Bélgica y Holanda, en la Eurocopa 2000.

Desde que ganaron la primera Copa del Mundo de su historia, un trofeo que se les escapó a Michel Platini y a Alain Giresse en 1982 y 1986, los "gallos tricolores" de Aimé Jacquet, y posteriormente de Roger Lemerre, no se han bajado del pedestal de la gloria.

Y sin embargo, el nuevo entrenador nacional ha tenido que modificar sus efectivos luego de la Eurocopa debido al retiro de algunos de los referentes, como Laurent Blanc y Didier Deschamps, dos de los grandes pilares.

Sin trastocar demasiado el equipo, el seleccionador supo preservar tanto el espíritu como el estilo de su formación, aprovechando el despegue de algunos jovencitos del Mundial, como David Trezeguet, Thierry Henry, Patrick Vieira y Robert Pires.

Delante de un Fabien Barthez siempre eficaz en la portería, a pesar de algunas irregularidades en el Manchester United, la defensa es prácticamente la misma. Ha cambiado únicamente Franck Leboeuf, que reemplaza a Laurent Blanc y acompaña al siempre regular Liliam Thuram, a la "roca" Marcel Desailly --nuevo capitán-- y al inoxidable Bixente Lizarazu.

En el mediocampo, Zidane sigue como atento jefe de orquesta, en muchos casos inspirado y decisivo. Con Patrick Vieira o Emmanuel Petit, pero también Claude Makelele, Youri Djorkaeff, el entrenador Lemerre tiene buenas posibilidades de recambio. La misma riqueza en el ataque con Thierry Henry y David Trezeguet, pero tambien con Sylvain Wiltord y la nueva sensación Djibril Cissé.

Si bien es cierto que el equipo de Francia ha sufrido tres derrotas desde el final de la Eurocopa 2000 --España, Australia y Chile--, logró imponerse en la Copa de Confederaciones, única competición que disputó, derrotando a selecciones del calibre de Alemania (1-0), Portugal (4-0) y Brasil (2-1).