|
La selección uruguaya de fútbol, ausente en los últimos tres Mundiales, buscará encontrar su identidad futbolística en su reintegro al selecto núcleo de los mejores, munida de las viejas credenciales de sus mayores, laureados como campeones en las justas de 1930 y 1950.
Para clasificar el once que dirige Víctor Púa --sucesor en medio de la eliminatoria de Daniel Passarella-- lo hizo con lo justo, tras ganar en la repesca a Australia, después de haber quedado en el quinto lugar entre las diez selecciones del continente.
Los encuentros de ensayo, menos de los que hubiera querido el estratega, no se diferenciaron mucho de la gestión clasificatoria, ya que antes de disputar el amistoso con Estados Unidos totalizó uno perdido, uno empatado y una victoria.
Los futbolistas que vestirán la casaquilla celeste, o la roja de alternativa, no tienen experiencia de mundiales, aunque en su mayor número poseen trayectorias en equipos europeos, donde salvo excepciones, no alternan con frecuencia.
La estrategia no variará con el comportamiento ortodoxo del fútbol uruguayo, con línea de cuatro delante del guardamenta, un mediocampo de tres futbolistas y un lanzador y dos puntas netos, en los que se cimentan las condicionadas esperanzas de los aficionados.
Para esos puestos los dados parecen echados, por lo menos en los planes de Púa, aunque apeló, en los preparativos, a más de 30 jugadores, locales y 'extranjeros'.
Hay nombres cantados, como el guardameta Fabián Carini, los defensas Paolo Montero, Gonzalo Sorondo y Alejandro Lembo y con dudas en los laterales.
Los volantes de contención y el lanzador que tienen mayores posibilidades son Marcelo Romero, Pablo García, Gonzalo De Los Santos, Fabián O'Neill, Guillermo Giacomazzi y Federico Magallanes, pudiéndose sumar Ruben y Nicolás Olivera.
En la delantera, la elección no será fácil ya que estarían a la
orden Alvaro Recoba, Darío Silva, Diego Forlán, Gustavo Varela,
Sebastián Abreu y Richard Morales.
|