Tras un comienzo prometedor, Paraguay terminó su recorrido de clasificación al borde de la angustia, al punto de que a pesar de lograr el pase, la Asociación Paraguaya de Fútbol destituyó al seleccionador, el uruguayo Sergio Markarián, y lo sustituyó por el italiano Césare Maldini.

Todo lo bueno que realizó el elenco guaraní en la primera parte de la campaña quedó empañado en la segunda, en especial los dos últimos partidos, con una derrota 3-0 frente a Venezuela en San Cristóbal y un más humillante goleada 4-0 ante Colombia en Asunción.

Quizás la ausencia en esos dos últimos encuentros de su capitán y cuidavallas, José Luis Chilavert, explique en parte el fiasco, demasiado grande para un equipo que, de escoltar durante largo tiempo a Argentina en la tabla de posiciones, cayó al cuarto puesto, último cupo directo a Corea-Japón.

Paraguay consiguió su clasificación gracias a una plantilla experimentada en la que 13, Chilavert incluido, de los 19 jugadores que disputaron las eliminatorias participaron en Francia-98.

Buena defensa, mediocampo sólido y ataque mortal fueron las armas de la selección albirroja para poder hasta octavos de final en el Mundial de Francia, donde dejaron muy buena impresión.

Pero cuatro años después la tarea no se presenta nada fácil para Maldini, constantemente cuestionado, sobre todo tras la catastrófica goleada (4-0) que le propinó en abril Inglaterra en un amistoso. La prensa le acusó de haber aceptado el cargo por dinero y de dejar que sea Chilavert el que tome las decisiones.

Con este ambiente revuelto y un Chilavert ya desgastado, el interrogante es si en Corea del Sur y Japón los albirrojos, dos veces campeones de América (1953 y 1979), podrán recuperarse en el camino cuesta abajo que parecen haber emprendido.