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Suecia vuelve a participar de nuevo en una fase final de la Copa Mundial y, fuera de sus fronteras, pocos le dan grandes opciones de éxito. Se encuentra en el Grupo F, el "Grupo de la Muerte", en el que ha de enfrentarse a Argentina, una de las selecciones favoritas, Inglaterra y Nigeria para poder llegar a la fase de eliminación directa. Sin embargo, hace ocho años, en medio del asfixiante calor estival de EEUU 94, los fríos suecos se hicieron con el tercer puesto con un conjunto que, al igual que el actual, se basaba en una sólida defensa y en una veloz delantera con un gran empuje para internarse en el área.
Si bien hace dos campeonatos el efervescente Thomas Brolin era el ídolo del equipo, en esta ocasión el estrellato está copado por Henrik Larsson, jugador del Glasgow Celtic. El delantero, que se hizo con la "Bota de Oro" el año pasado al ser el máximo goleador de Europa, se ha recuperado completamente de una grave rotura de pierna. A pesar del éxito, Larsson sigue siendo blanco de las críticas por no trasladarse a una "liga más importante", y saldrá al campo con muchas ganas de demostrar que puede llegar a la red superando las mejores defensas del mundo.
En el otro extremo del equipo, el carismático guardameta Thomas Ravelli ha sido sustituido por Magnus Hedman. El número 1 del Coventry, al igual que su predecesor, no es un futbolista mediocre y se está dedicando al yoga para prepararse para la fase final, donde, con toda probabilidad, tendrá que realizar alguna que otra estirada adicional. Otro de los componentes de la legión extranjera de Suecia, y uno de esos jugadores que pueden llegar a decidir un partido, es Fredrik Ljungberg. Este futbolista, a quien se distingue inmediatamente por llevar el pelo teñido de rojo con un corte al estilo mohicano, es un especialista en internadas relámpago desde el medio campo y ha estado aguantando el tipo con notable desparpajo entre la delantera del Arsenal, atestada de figuras de clase mundial.
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