
"Somos
los jamaicanos del Mundial 2002, pero queremos tener otro destino
final al del equipo caribeño en el Mundial de Francia-98", dijo
recientemente el entrenador francés Bruno Metsu, que tomó las riendas
del fútbol senegalés, conduciéndolo a la fase final de la Copa Africana
de Naciones y al Mundial de Corea-Japón.
Convocado en noviembre 2000 para reemplazar al alemán Peter Schnittger, Metsu, ex mediocampista de Valenciennes y Lille, afirma que la principal cualidad de un entrenador es "querer a sus jugadores para aprovechar todas sus cualidades".
Para conseguir la clasificación al Mundial 2002, Metsu se afanó en darle cohesión a un grupo compuesto por jugadores de fuerte personalidad, como el atacante El Hadji Diouf.
Su método, mezcla de rigor y relación humana, permitió que sus jugadores se superaran a sí mismos, y que ahora den prioridad a la selección, cuando antes preferían consagrarse a sus clubes.
"Cuando el postre está servido, todo el mundo quiere probarlo", indicó Metsu, cuyo deseo es promover en Senegal "un fútbol de masas" capaz de asegurar el relevo de los Fadiga, Diatta o Daf. La FSF le renovó, en noviembre 2001, su contrato por otros dos años.