Michael Ballack es uno de los mástiles de la nave alemana. En noviembre de 2001, marcó tres de los cinco tantos germanos en la victoria acumulada por 5-1 sobre Ucrania, que supuso la clasificación de Alemania para el torneo. En enero de 2002, Ballack fue elegido mejor jugador de la primera mitad de la temporada liguera y, tres meses más tarde, llevó a su equipo hasta las semifinales de la Liga de Campeones de la UEFA, la final de la Copa alemana y la primera posición de la liga.

En julio, Ballack será traspasado al Bayern de Munich, tras firmar uno de los contratos mejor remunerados de la Bundesliga. Los pronósticos coinciden en señalar que probablemente sea una de las supernovas de la próxima Copa Mundial, y la leyenda alemana Franz Beckenbauer, con quien se le está comparando cada vez más, recientemente lo ha calificado como la mejor promesa centrocampista de Europa.

El joven, de 25 años, sin embargo, se lo está tomando todo con la elegante cadencia que le caracteriza. "Puedo aguantar la presión," declaraba a la prensa en febrero, y añadía: "Ya he jugado bien antes. La única diferencia ahora es que lo hago regularmente."

Dotado de una técnica fuera de lo normal, Ballack prefiere la posición de centrocampista defensivo. Sin embargo, con sus carreras largas, sus regates y sus centros visionarios, puede convertir mágicamente la defensa en ataque en cuestión de segundos. Su cuenta de goles es abundante, y su perfecto sentido del ritmo le permite ser un buen marcador.